cine

Scorsese, en estado de gracia

La nueva película del realizador, que llevaba tratando de hacer desde 1989, es una monumental exploración de la duda y la devoción que caracteriza a aquellos perseguidos por su fe

DILEMA

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Nando Salvà

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Aunque sea del todo acertado, recomendar 'Silencio' no es fácil. ¿Cómo encaja una película de 2 horas y 41 minutos sobre la crisis del evangelismo cristiano en el siglo XVII en una cartelera llena de guerras de las galaxias y animales que cantan? Es una obra austera e incluso ascética; y tan seria que te sentirás culpable por comer palomitas. Pero, milagrosamente, en cuanto ajustamos nuestra química corporal a su ritmo todo ese peso no la aplasta, sino que la exalta.

DOS MISIONEROS EN JAPÓN

Dos misioneros jesuitas, Sebastiao Rodrigues y Francisco Garrpe (<strong>Andrew Garfield</strong> y <strong>Adam Driver</strong>) viajan a Japón para buscar a su antiguo mentor, el padre Ferreira (<strong>Liam Neeson</strong>) –Ferreira es una versión católica del Coronel Kurtz, una figura casi mítica de la que oímos hablar pero a la que apenas vemos, y cuyo rastro nos guía al corazón de las tinieblas–. Al llegar, los aldeanos cristianos con quienes se encuentran practican su fe en secreto, porque allí el cristianismo ha sido ilegalizado. Eventualmente, Rodrigues y Garrpe deberán lidiar con el mismo conflicto que, comprendemos, azotó a Ferreira. Si no renuncian a su fe, tanto a ellos como a los nipones conversos les esperan sádicos abusos y muerte.

NADIE TAN CALLADO COMO UN MUERTO

Ese dilema vertebra la larga película, por lo que cuando 'Silencio' no está en silencio uno casi desea que lo estuviera: la banda sonora son lamentos y gritos de agonía y ruido de huesos rotos. Aunque, por supuesto, el silencio sería peor. Nadie tan callado como un muerto.

'Silencio' es la 24ª película de<strong> Martin Scorsese</strong>. Lleva intentando hacerla desde hace un cuarto de siglo, cuando leyó la novela homónima del escritor japonés (católico) Shusaku Endo. Y tiene hechura de obra definitiva -la fe y la duda religiosas, la culpa y la redención lo han obsesionado desde siempre-. Pero el neoyorquino, que antes de ser cineasta iba para cura, no la usa para dar sermones.

EL CAMINO MÁS DIFÍCIL

Él solo se pregunta: ¿no es arrogante que un extranjero se cuele en un país e imponga sus creencias? ¿No lo es que se erija en mártir a imagen de su mesías? Cuando Dios calla frente al sufrimiento de sus siervos, ¿los está poniendo a prueba o es que es indiferente? ¿O es que no está?

Como sus personajes, mientras se cuestiona Martin Scorsese opta por el camino difícil. 'Silencio', decimos, es una película dura. Está cargada de discusiones teológicas.

Sus escenas de tortura son de una crueldad realmente tremebunda. Y, pese a ello, es una obra que demanda ser vista. Así que escoge el día adecuado para verla y no hagas planes para después: es el tipo de película que no te deja cuando sales del cine.

No te deja nunca.