teatro

La guerra a los 17

'In memoriam. La quinta del biberó' es un ejemplo de teatro documental y un homenaje de justicia. Un imperdible que apura sus pases en el Lliure

'In memoriam. La quinta del biberó', en el Teatre Lliure

'In memoriam. La quinta del biberó', en el Teatre Lliure

José Carlos Sorribes

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De memoria histórica se ha hablado mucho con la polémica, y sobre todo interactuada, exposición del Born sobre la pervivencia de la simbología franquista. Coincidió todo el alboroto por el derribo nocturno de la estatua ecuestre de Franco descabezado con un excelente acercamiento a la cuestión como es 'In memoriam. La quinta del biberó'. El montaje de Lluís Pasqual, que inauguró el festival Temporada Alta en el Municipal de Girona, provoca estos días igual conmoción, rabia incluso, durante sus pases en la sala grande del Lliure de Montjuïc. Nadie debería perdérselo y los más rezagados todavía tienen 10 días de funciones por delante.

Porque esta es una obra necesaria como pocas. Lo es por el homenaje a unos adolescentes de 17 años que no fueron llamados a la guerra, sino al sacrificio inútil de una derrota segura -la de la batalla del Ebro-, de signo decisivo en el desenlace de la guerra civil española.

Lo es también por su carácter documental, por el rigor con que se explica una trágica odisea de 115 días desde que el 27 de abril de 1938 iniciaron su travesía hacia un frente en esas tierras de frontera entre Aragón y Catalunya. Eran tan jóvenes los llamados a filas que la dirigente anarquista Frederica Montseny dijo de ellos que aún tomaban el biberón. Así quedó acuñada para la historia su denominación de origen.

SABIA DIRECCIÓN ESCÉNICA DE LLUÍS PASQUAL

Hay mucho documento en 'In memoriam', pero también una sabia -y al servicio de la Historia / historia- dirección escénica de Pasqual. Solo alguien con la experiencia y capacidad del director de Reus podía cuidar al detalle un montaje honesto, nunca panfletario, sectario ni maniqueo. En cualquier guerra las víctimas siempre son los más débiles, y aquí están representados por la leva del biberón, de la que formó parte un tío del propio Lluís Pasqual.

Ir a la guerra sin instrucción, en alpargatas y con armas casi de feria, la sed y el hambre en el frente, el paso del Ebro, la vida en la trinchera con el enemigo a un palmo, las cartas a la familia y los amuletos, el placer efímero del tabaco, las bromas para sobrevivir… Todo se perfila con precisión hasta el llanto final que provocan unos monólogos que llegan a conmover casi hasta el dolor.

Vídeos con protagonistas de la Historia (Franco, Negrín, Tarradellas, Líster…), fotografías reales del frente y consignas mitineras, la música en directo con el aire grave de un réquiem, y la austeridad escenográfica arropan a un coro de seis jóvenes intérpretes, la mayoría de ellos de la nueva Kompanyia Lliure. Joan Amargós, Enric Auquer, Quim Àvila, Eduardo Lloveras, Lluís Marqués y Joan Solé forman un maravilloso sexteto que deja huella en cada escena. Casi compiten entre ellos a ver quién le roba el plano al otro.

ESPECTADORES JÓVENES Y MAYORES

La platea de la sala Fabià Puigserver estaba llena un viernes noche de un público de edades extremas para asistir a un montaje que es un funeral con minuto de silencio incluido. Eran mayores que ya conocían la historia y jóvenes que habían recibido una gran lección de historia. Una mayoría se puso de pie para aplaudir a los protagonistas, actores y personajes esta vez.

Mientras, al fondo, una pantalla en negro daba los nombres y apellidos de algunas víctimas (fueron miles) de esa batalla del Ebro que condenó a unos adolescentes sin pecado alguno. Nunca más. Esa es la huella que deja 'In memoriam. La quinta del biberó'. Un 'no a la guerra' de Lluís Pasqual lleno de verdad y sentimiento.