Cómic

Javirroyo: "El cómic podía haberse popularizado mucho más y no lo ha hecho"

“Los tíos tenemos que hacer autocrítica, no preguntamos a las mujeres qué ocurre.”. El ilustrador Javirroyo publica un libro feminista dirigido a hombres

“Los tíos tenemos que hacer autocrítica, no preguntamos a las mujeres qué ocurre.”. El ilustrador Javirroyo publica un libro feminista dirigido a hombres. /

LUIS MIGUEL MARCO

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Le pedimos un rincón para su retrato y nos dibujó uno especial para nosotros, con una Barcelona esquemática y chula en la que, si se fijan, están el mar y las olas, Collserola, la Diagonal, la Sagrada Família y hasta la torre Agbar que, mal que le pese a Jean Nouvel, va camino de travestirse en hotel. 

Nos recibió en su terreno de juegos, un espacio funcional de un edificio anodino donde el dibujante Javirroyo (Zaragoza, 1972) da empuje a <strong>Chispum</strong>, su empresa de vinilos gráficos decorativos, que distribuye por todo el mundo. Aquí el humor se queda camuflado entre los ordenadores y las impresoras, así que ver en una esquina una Barcelona animada anima. 

"Antes estuvimos en otros locales, pero se nos quedaron pequeños y nos mudamos hace poco más de año", detalla. ¿Así que se puede vivir del diseño gráfico? "Bueno, a nosotros nos va bien", reconoce este hombretón –él se autodibuja cachas, y lo está– con una sonrisa de la que no se desprenderá durante toda la conversación.

Igual que el currículo con el que Javirroyo se presenta al mundo, empecemos por su última aventura, que huele a cómic y encima alimenta. Aún humea la novedad del libro: un cómic de 384 páginas que lleva por título el nombre de dos grandes chefs 'Martín Berasategui y David de Jorge' (Debate). Javirroyo se ha colado entre fogones para recrear, con guion y hábiles miniaturas animadas, una historia ilustrada: la aventura vital de estos dos popes, aliñada con hasta 46 recetas, desde la lasaña de anchoas frescas de Berasategui hasta los 'crêpes suzette' que prepara De Jorge.

 "La idea del libro surgió a partir de la increíble y superdivertida colaboración con ellos para su programa 'Robin Food' (Telecinco). Al principio me encargué de la gráfica del programa y de la decoración de los vinilos del plató. Pero, como esto de la cocina es algo que une mucho –dice tocándose la barriga–, una cosa llevó a la otra. David de Jorge es un coco, una máquina". Dibujar, según él, tiene muchas similitudes, precisamente, con experimentar en la cocina. "En el fondo, uno dibuja con esa cosa infantil de gustar a los demás, de que te digan: ‘¡Jo, qué guay lo que has hecho!’. Igual que los cocinenos que dan a probar un nuevo plato. Yo, de hecho, empecé dibujando Mortadelos, imitando a Ibánez en clase, con la finalidad de ser popular, y a estas alturas todavía busco esa aceptación en cada cosa que hago".

EL GERMEN DE CHISPUM

Hagamos un poco de historia. En los años 90, Javirroyo se formó como diseñador gráfico e ilustrador en Bilbao, donde estudió Bellas Artes (diseño). En 1994 nació su personaje más conocido, la Cebolla Asesina, del que se han editado varios libros. Con el cambio de siglo, se trasladó a Sigüenza (Guadalajara), y en esas tierras castellanas –a las que sigue unido: hace la revista de Trillo– es donde está el germen de Chispum. "Montamos una tienda de productos neorrurales: vendíamos cojines con forma de virgen, botijos pintados... y allí empezamos con los vinilos decorativos. La tienda la llamamos Tía Felisa, porque nos inventamos la historia de una tía imaginaria que nos había dejado una herencia y con la pasta abrimos el negocio, que, por cierto, no funcionó".

Por varias circunstancias –"entre otras cosas, me separé"–, Javirroyo se trasladó en el 2007 a Barcelona y ahí es donde nace finalmente Chispum. 

"Lo que hacemos con los vinilos decorativos es contar cosas desde las paredes, pero lo que está en el ADN del proyecto es que esas cosas se puedan trasladar a cualquier superficie, a una puerta, a una ventana, a una nevera o al suelo. Es como si la edición hubiera explosionado. Somos un taller editorial, porque yo defiendo que trabajamos en el sector cultural. Un vinilo no es algo con la densidad de un libro, de una serie o de una película, pero tiene su historia. Si hasta editamos cuentos infantiles que se pueden leer en la pared", defiende. 

NUEVOS FRENTES ABIERTOS

El hombre tiene varios frentes personales abiertos, pero tenía claro desde el principio que Chispum sería algo coral y participativo. Por eso cuenta con otros dibujantes de estilos muy dispares, desde Mariscal o Juanjo Sáez hasta Eva Armisén Martín Tognola. La lista es larga. "Me gusta icluso que se vayan renovando estas colaboraciones y dar opción a gente nueva a ver qué hace, porque en esto de reinventarse hay que dajar paso a savia nueva. La pregunta y la propuesta que hago siempre a todos es la misma: ¿tú qué harías en una pared o en una superficie en blanco? ¿Cómo la decorarías pensando en ti, o en tu hijo?".

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Con un niño y una niña preadolescentes –"que dibujan mejor que yo, los cabrones"– y con un pasado en el que ha trabajado para varias editorial infantiles, Javirroyo asegura que la ilustración dirigida a pequeños y jóvenes no conoce límites. "Pasa con todo. Hoy la oferta audiovisual es apabullante y los códigos de contar historias han saltado, ya no son tan simples como eran los nuestros cuando éramos pequeños. Cuantas más cosas vemos, más cuesta hacer algo diferente. En libros infantiles hay auténticas maravillas y en animación hay cosas muy gamberras, mire, por ejemplo, Bob Esponja. O las maravillas que hace Pixar, que son tan hábiles que enganchan a los críos y a los padres a otro nivel". 

Hace unos años, en el 2009, Javirroyo empezó a editar 'El estafador', que pasa por ser la publicación semanal de ilustración y humor gráfico 'on line' en lengua española más conocida. Ahí se han hecho cosas "cojonudas". Están colegas suyos como Juanjo Sáez, Pepo Pérez, Joaquín Reyes, Liniers, Tute, Mireia Pérez, Martirena y Troche, entre otros. "Es un hecho. El cómic en papel está en crisis, quizá porque el cómic sigue siendo algo endémico, tiene su público y le cuesta hacer nuevos amigos. Podía haberse popularizado mucho más y no lo ha hecho. En Francia, por ejemplo, hay mucha más tradición y más apoyo, y eso se nota. Desde las escuelas tampoco es que se tenga demasiado en cuenta; bueno, ni el cómic ni otras expresiones artísticas. La crisis y los recortes no lo están poniendo nada fácil. Pero no acabemos poniéndonos tristes, que para malos rollos ya están los políticos".