Cuidado con las damas del siglo XII

Lo bueno de 'La perla negra' es que uno la lee como veía aquellas películas de domingo por la tarde (de cuando los domingos por la tarde eran domingos por la tarde, con su 'David el Gnomo', o su 'D'Artacan', o sus 'Diminutos' para ser niño-niño, y su peli de Errol Flynn o de Douglas Fairbanks después), pero al acabar tiene la sensación de conocer un poco más el siglo XII o, al menos, de que se le han despertado las ganas de conocerlo. Aquello del 'prodesse et delectare', que decía Horacio (el poeta, no el pinchadiscos), pero teniendo en cuenta que Claudia Casanova, la autora, jamás utilizaría la expresión latina. Vamos, que ella nos desearía que le sacáramos partido al libro, sí, pero sobre todo que disfrutáramos con él.

«Me gusta que mis novelas tengan rigor histórico, y explicar en pinceladas didácticas aspectos y hechos de la época en la que están ambientadas, sobre todo porque yo misma descubro cosas mientras me documento, y me encanta compartirlas. Pero mis novelas no tienen ninguna vocación ensayística: soy editora de ensayo, así que tengo un enorme respeto por ese género», dice.

A la edición dedica Casanova la mayor parte del tiempo. Dirige, con Joan Eloi Roca, Ático de los Libros, editorial pequeña en estructura (aunque con oficina en Barcelona, Madrid y México), pero grande en objetivos (80 títulos al año en varias colecciones: historia, clásicos, no ficción, gráfica, bolsillo, catalán...) y logros: aciertos recientes son Sherry Turkle ('Elogio de la conversación'), Helen Macdonald ('H de Halcón'), Gabriele Romagnoli ('El arte de vivir sin miedo', 'Viajar ligero') y Philip Hoare ('Leviatán' y 'El mar').

POESÍA ENTRE LA BRUTALIDAD

Pero lo que de verdad le divierte es escribir. «Lo ideal sería dedicarle cuatro horas diarias, pero ya sabemos lo que cuesta sacar tiempo para hacerlo». Sobre todo desde el 2010, cuando empezó la aventura de Ático. Las dos novelas que preceden a 'La perla negra' (ambas editadas por Planeta) son anteriores a esa fecha: 'La dama y el león', su debut, del 2006, y 'La tierra de Dios', del 2009. En las tres se sumerge en el siglo XII.

«Me apasiona la Edad Media, pero sobre todo este momento, en el que, en medio de la brutalidad y la violencia cotidiana, eclosiona la poesía de los trovadores y, sobre todo, de las 'trobairitz' del sur de Francia, más moderna y sensual que la de sus coetáneos masculinos, pero mucho menos conocida, claro». ¿Reivindicación del poder femenino? «No soy yo de enarbolar la queja, pero hay que recordar que buena parte de la historia está escrita por las mujeres, también la literaria. Todo el mundo conoce a Chrétien de Troyes, y muy pocos a María de Francia, y sus lais eran brillantes. Sabemos poco de figuras como Leonor de Aquitania, la reina francesa que acompañó a su marido a las Cruzadas, o de la intelectual Eloísa porque lo que nos ha llegado de la Edad Media está cribado por la Iglesia y, para ella, la Eva pecadora no merecía ningún espacio».

La huella de estas mujeres está en las protagonistas de Casanova, que infiltra personajes reales entre los imaginarios para atraparnos en la historia de Isabeau de Fuòc, 'trobairitz' y ladrona, dispuesta a jugarse la vida por un botín que incluye mucho más que las joyas de la vizcondesa de Narbona. «La venganza es el tesoro. Como un conde de Montecristo medieval». Y con faldas. Muy de domingo por la tarde, pero del siglo XXI.