EL DÍA DEL LIBRO, CON OTROS OJOS

El Sant Jordi más completo

Que sí, que llevas décadas celebrando la fiesta del libro y la rosa. Pero nunca como este año: desde que te levantes hasta que te vayas a dormir

SANT JORDI_MEDIA_2

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IMMA MUÑOZ

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Siempre has celebrado Sant Jordi. Desde que recuerdas. Si echas la vista atrás, te ves a ti mismo en una fila escolar, con un billete de 500 pesetas en el bolsillo (¡un fortunón!), rumbo a la librería en la que invertirías ese capitalazo en el primer libro elegido por ti. Toda una iniciación intelectual.

Si la echas aún más atrás, te ves en otra fila escolar, pero esta vez sin dinero, con churretes en la cara y una rosa de papel pinocho en la mano (los pétalos amenazando desprendimiento, el alambre del tallo asomando allí donde el papel verde no se había pegado bien) que habíais hecho en clase para mamá. Toda una iniciación sentimental.

De adolescente asumiste que ese santo, y no el vendido de Valentín, era el que de verdad rubricaba los amores, y en cuanto tuviste el primer churumbel, te faltó tiempo para atascar su cochecito en el mogollón del paseo de Gràcia, con la rosa entre los dientes cual corsario en un mar bravío. Que sí, que a celebrador de Sant Jordi no te gana nadie. Pero este año va a ser diferente: lo vas a festejar de verdad. Desde que te levantes hasta que te acuestes vas a respirar Sant Jordi. Este va a ser tu primer Sant Jordi cien por cien Sant Jordi.

DESAYUNO 'AD HOC'

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No podemos esperar que sea el rugido de un dragón el que te haga abrir los ojos (a menos que el del carrito haya crecido ya tanto que se haya levantado de la cama solito y esté en el salón obligando a desgañitarse a su saurio de goma favorito), pero sí que te esté esperando en la cocina un trozo del pan de Sant Jordi que el maestro panadero Eduard Crespo creó en 1988 por encargo del Gremi de Flequers de Barcelona. Tal vez sea un poco temprano para untarlo con el gelée de cava y rosas de la marca de mermeladas artesanas Bubub (y tampoco está muy claro que sea lo que mejor combina con el queso, la sobrasada y las nueces de esa senyera con miga), pero como lleva el nombre y la cara del santo terror de dragones... ¿por qué no arriesgarse? Regarlo con las cervezas artesanas Sant Jordi, elaboradas en Cardedeu (la llamada Alè de Drac es la que toca, sin duda), igual es un exceso que puede esperar a la hora del aperitivo, pero nada nos puede privar del cachito de pastel de Sant Jordi.

FESTIVO... PERO MENOS

Acallados los alaridos del buche, es el momento de echarse a la calle. Este año, Sant Jordi cae en domingo, y eso quiere decir dos cosas: que el eterno debate entre los pros y los contras de que sea festivo va a resolverse sin tener que forzar el calendario y que tenemos todo el día por delante, enterito, para disfrutar de los actos de la Diada.

El año pasado ya cayó en sábado, y las siete plagas que anuncian los forofos de que sea día laborable (no podemos competir con la playa: se disparará la venta de bronceadores y caerá en picado la de libros; ni rosas van a comprar) no llegaron: el gremio facturó 21 millones de euros, el 3% más que en el 2015, y no sabemos cuánta gente se rebozó en arena, pero a ver quién era el guapo que encontraba un palmo libre para plantar la sombrilla en Rambla de Catalunya.

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También es verdad que el sábado es menos festivo que el domingo, y que este año vuelven los recelos: los floristas esperan un descenso en las ventas de rosas, porque ya no va a venir el jefe a comprar dos docenas para hacerse perdonar la explotación del resto del año y muchas empresas se van a ahorrar el regalito a los clientes. Aun así, Barcelona ha declarado este fin de semana la apertura de los comercios, así que el 'efecto festivo' quedará amortiguado.

PUERTAS ABIERTAS

Pero vayamos al lío con lo que de verdad nos interesa: todas las puertas que nos abre Sant Jordi. Empecemos por las literales. Al menos seis edificios descorren el cerrojo el domingo para que los ciudadanos puedan pasearse por ellos: el Palau de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona (plaza de Sant Jaume), el Palau Güell (Nou de la Rambla, 3), el Recinto Modernista del Hospital de Sant Pau (Sant Antoni Maria Claret, 167), la Biblioteca Nacional de Catalunya (Hospital, 56) y el Ateneu Barcelonès (Canuda, 6).

Este año, Barcelona echa el resto con la celebración. Más que nunca. Es lo que tiene haber sido declarada Ciudad de la Literatura dentro de la Red de Ciudades Creativas de la Unesco, que el Ayuntamiento ha decidido que su papel en la fiesta tiene que ir más allá de gestionar espacios y ha decidido calentar motores para la Diada con dos grandes actos: el ciclo Diàlegs de Sant Jordi (conversaciones entre un autor extranjero -¡tal vez quienes más alucinan con la fiesta del libro!- y un personaje literario vinculado a la vida barcelonesa) y la verbena Nit del Drac. Nit d'homenatges.

DIÁLOGOS Y VERBENA

Los diálogos empiezan el jueves, 20, y continúan el viernes,21, en el Auditori Disseny Hub Barcelona (Petros Márkaris-Francesc Serés, a las 17.00; Lionel Shriver-Empar Moliner, a las 19.00; Siri Hustvedt-Gabriela Wiener, a las 21.00), y el sábado, 22, en el Edifici Mobile World Centre (Max Besora-Carlos Zanón-Sara Mesa, a las 18.00 horas). La verbena es el sábado, 22, a las 21.00 horas en la plaza Comercial del Born, y servirá para homenajear a los autores con efeméride en el 2017: Josep Palau i Fabre, Joan Fuster, Prudenci y Aurora Bertrana, Màrius Torres, Carles Soldevila J.V. Foix, a quienes glosarán personalidades de la cultura catalana. Habrá mucha letra y poco petardo.

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Estáis deseando pisar calle, lo sabemos, porque ahí es donde está de verdad el alma de Sant Jordi, pero antes dos últimas recomendaciones entre paredes, que ya os hemos anunciado que este año el caballero que convierte la sangre en rosas está más presente que nunca y no solo tiene festival musical propio por quinto año consecutivo en la Antiga Fàbrica Damm (de las 11.30 a las 22.00 horas, y atención a los nombres: Blaumut, Miqui Puig, Joan Miquel Oliver, Ramon Mirabet, Enric Montefusco, Pavvla, Coriolà... y así hasta 25 en cuatro escenarios, y con firma de libros incluida), sino que estrena... ¡festival de cine!

DE CINE

Barcelona tiene un montón de muestras cinematográficas, digamos, segmentadas -la de Cinema d'Autor (D'A), L'Alternativa (de cine independiente), la Mostra de Cine de Dones, de Cinema Gai i Lèsbic, de Cinema Jueu...-, pero le faltaba una sin más etiqueta que el nombre de la ciudad y el «internacional» de rigor. Pues ya la tiene, y viene a caballo y con lanza: el Festival Internacional de Cine Barcelona-Sant Jordi. Se inaugura el viernes, 21, en los cines Verdi con la presencia de un actor ideal para estas fechas: además de oficial fue caballero, y rescató a su dama de las garras del dragón del sexo con visa enarbolando media docena de rosas (rojas, claro) a bordo de un corcel blanco que no tenía crines pero sí un chorro de caballos. Richard Gere estrenará en el nuevo festival barcelonés 'Norman' y, a poco que los organizadores le hayan contado lo que se respirará en la ciudad el domingo, fijo que se queda y, con un poco de suerte, tal vez incluso te lo encuentres por la calle husmeando entre el millar de puestos de libros (más de 800 hubo el año pasado solo en el centro, con 45.000 títulos) y comprando rosas.

Porque ahí es donde está la fiesta y ¡sí! por fin es domingo en estas líneas y vamos a la calle.

ESPACIOS ALTERNATIVOS

Pasear por el meollo de la ciudad en un día como hoy requiere la paciencia de un santo distinto del que estaremos homenajeando y mucho amor por el género humano. Si eres de los que prefieren la butaca más esquinada del cine (no vaya a ser que se te siente un desconocido al lado y tu codo roce accidentalmente el suyo) o te infartas en los atascos, evita la Rambla de Catalunya y el paseo de Gràcia.

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Tienes alternativas: el paseo de Sant Joan volverá a convertirse en el eje de los amantes del cómic y la literatura infantil y juvenil (y no solo de ellos: la librería online especializada en novela criminal Somnegra.com ha anunciado que el domingo habrá «una sangría» en esta calle, con profusión de autores y tragos), y los distritos se han implicado en la descentralización de la fiesta y prevén actos y espacios para acercártela al barrio (tienes la programación en lameva.barcelona.cat). La Rambla del Raval volverá a acoger (y ya van 14 ediciones) la vertiente más solidaria y multicultural de la Diada, con venta de libros, rosas y artesanía a beneficio de entidades sociales, y talleres, cuentacuentos y actuaciones (entre las 10.00 y las 18.00) para toda la familia.

VISTA EN ALTO

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Si, por el contrario, te mueves bien entre multitudes, pon a prueba tu resistencia y vete a sudar la fiesta en las calles del centro. Tienes todo el resto del día para disfrutarlas. El sentido común te pedirá andar con la vista gacha para evitar pisotones y vislumbrar, así desde la cuarta fila, el título de algún libro, pero te animamos a que lo desafíes y levantes la mirada bien arriba, sobre todo cuando estés en la Manzana de la Discordia (paseo de Gràcia, entre Aragó y Consell de Cent). No solo porque esa orgía de edificios modernistas te va a transportar a los tiempos en que Barcelona se llenó de dragones y Sant Jordis (el santo es patrón de Catalunya desde 1456, pero fue a principios del siglo XX, con este movimiento cultural que tenía puesto un ojo siempre en la tradición medieval, cuando los saurios empezaron a trepar por las fachadas, hasta superar el millar), sino porque vas a poder dar caza tú mismo a alguna de esas fieras: en la Casa Lleó Morera, de Domènech i Montaner, las verás en los arcos; en la Casa Amatller, de Puig i Cadafalch, Sant Jordi se te ha adelantado y ha atravesado al dragón con su lanza, pero en la Casa Batlló, de Gaudí, el bicho señorea por el tejado. Aunque tal vez no sea el mejor día para admirarse de cómo las formas y las piezas de cerámica de la azotea del edificio recrean el espinazo de un dragón: las rosas cubrirán, como en los últimos años, la fachada.

¡Las rosas! ¿Todavía no la has comprado? ¿En serio? Desde que has salido de casa hasta que has llegado aquí has tenido que ser asaltado por decenas de vendedores ofreciéndote rosas de todo tipo (elegantísimas las de las floristerías; chispeantes las de quienes confían pagarse con su venta el viaje de fin de carrera, los campamentos de verano, el proyecto de cooperación; algo tristonas las que desde un cubo apoyado en cualquier parte hablan de picaresca o, peor, de necesidad). ¿Y no has picado?

DRAGONES DE TINTA

¿Tampoco has comprado aún el libro? Si quieres rizar el rizo de la fiesta, desmárcate de las listas de superventas y busca los títulos sobre los dragones que habitan Barcelona ('Drakcelona', 'Anecdotario', editados por Arola) en los que Josep Martínez documenta su persecución de estos seres mitológicos por la ciudad. Si son para tus hijos, las opciones de darle una vuelta (y hasta tres) a la leyenda son enormes: desde convertir al héroe en heroína y ver que la historia no era como nos la contaron ('Santa Jordina', La Galera), hasta mandarlo al espacio ('Sant Jordi de les Galàxies', Combel), pasando por conocer a un caballero con muy pocas ganas de luchar y muchas de contar cuentos ('El cavaller que no volia lluitar', Maeva Young).

Llevas horas caminando y tus tripas se rebelan más que esos dragones de tinta. Va a ser difícil encontrar mesa en el centro, pero, para los valientes, hay un par de sitios que anuncian Menú Especial Sant Jordi: el 128 Rambla Restaurant, del Hotel Rívoli (30 € por cabeza), en La Rambla, y el del restaurante Oria del Hotel Monumental, en paseo de Gràcia, diseñado por Martín Berasategui (59 € por cabeza). En el Hard Rock Café no tienen hamburguesa de carne de saurio, pero han montado un taller de dragones, una venta de rosas benéfica y un photocall. Suena a fiesta muy del gusto guiri, pero queremos internacionalizar nuestra cultura, ¿no? Una sugerencia para redondear la exportación: que las postales que manden a sus lugares de origen lleven el sello de Barcelona que Correos comercializa desde este mes, con la crema catalana, Sant Jordi y Gaudí como protagonistas.

FIN DE FIESTA

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La jornada se acerca a su fin y tus pies, seguro, lo agradecen. Pero a tu corazón aún le espera un meneo. Y de los buenos: un Madrid-Barça (20.45 horas) con la Liga en juego. No es buena fecha, Sant Jordi, para los azulgranas: ese día, en el 2002, el Madrid los alejó de la Champions, y en el 2013 fueron humillados por el Bayern en el Allianz Arena. Este año podemos acabar la mala racha viendo el clásico en un lugar donde los partidos del Barça siempre son una fiesta y que tiene (¿premonición?) un inmenso póster de un Sant Jordi 'vintage' (como el de la imagen de la izquierda) al final de una de sus escaleras.

En La Taverna de Barcelona (ronda Universitat, 37) los goles culés se cantan más fuerte y los del rival se ahogan también cantando: cada día (¡sin excepción!) hay dos pases de música en directo, a las 22.30 y las 00.30, y la alegría está garantizada. Hasta cuando gana el malo. Oye, y si eso pasa, si el dragón se come al héroe, siempre nos quedará la Grossa de Sant Jordi. Y esperar la próxima fiesta del libro con el riñón cubierto.