CARTOGRAFÍA

Atlas para perderse

Estos tres libros son ideales para vagar. Y para divagar. Recorriendo espacios físicos palmo a palmo, dejando que la mente se escurra por ellos también, se descubren otros mundos que, sí, están en este

Atlas del metro

Atlas del metro

GABI MARTÍNEZ

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"La capital catalana se enorgullece de hacer las cosas a su manera, y por suerte para los amantes de los transportes esto también afecta a sus trenes urbanos", dice Mark Ovenden en su 'Atlas de metros del mundo', que no solo arranca comentando la red de metro de Barcelona sino que utiliza como imagen de apertura el cartel que sirvió al ayuntamiento de la ciudad para espolear el uso del transporte público: una flor emergiendo del subsuelo soportada por raíces numeradas como las líneas del metro.

Esta obra insólita y magna llega a España fruto de una alianza entre las editoriales Capitán Swing y Nórdica Libros para aproximarnos a los fascinantes entramados (no solo) subterráneos de las cerca de 400 ciudades que poseen sistema de metro, que transportan a 360 millones de pasajeros cada día.

De Barcelona se destaca su modernidad sin olvidar el estancamiento actual de la red debido a una crisis económica que contrasta, por ejemplo, con la boyante Pekín: sus 18 líneas que desplazan diariamente a nueve millones de personas la han convertido en la red que crece más deprisa del mundo. La complejidad pequinesa se contempla en un asombroso mapa que hace pensar en conexiones neuronales y ayuda a entender el mérito de los diseñadores capaces de comprimir tantas líneas y trazados -con frecuencia sinuosos- en una imagen descifrable.

AUTÉNTICAS OBRAS DE ARTE

Ovenden afirma que la cartografía del transporte es la líder en simplificación. Es decir, tiene que obviar muchos accidentes geográficos y enrevesamientos urbanos para ofrecer un plano lo más claro y práctico posible. Por eso, resulta un campo ideal para que los grandes diseñadores brinden auténticas obras de arte.

Pueden comprobarlo pasando las páginas de un atlas que viene a ser el equivalente subterráneo de las fotografías aéreas de Yann Arthus-Bertrand. Las curvas, los enlaces, los colores... la armonía, en fin, de los mapas insinúa a menudo la idiosincrasia de cada ciudad. El minimalismo escandinavo enfrentado a los pictogramas que en México servían para identificar las estaciones; las eficaces rectas del cogollo parisino dialogando con la sinuosa maravilla de Tokio, paradigma de utilidad y belleza.

Y luego está la intrahistoria de cada red. Así, además de recordar que el padre de estos mapas es el inglés Harry Beck, quien en 1933 "aclaró" el metro de Londres a todos sus usuarios, Ovenden nos pasea por los azulejos que hermosean las paradas de Lisboa, por la grandilocuencia palaciega moscovita, aplaude el talento de Rafael Sañudo para resolver el laberíntico desafío que propone Madrid o recomienda a Londres París que reconozcan cuánto han aprendido una de otra.

Este atlas también advierte sobre futuras líneas mientras señala que San Francisco posee el servicio de trenes más diverso (porque no todos los trenes son iguales) o que la CNN ha seleccionado a la red de Seúl como la mejor del planeta. Ciudad del CaboChennaiFukuokaOsloMedellín... nos revelan sus coloridos esqueletos en una obra deliciosamente contemporánea que, por cierto, tiene en Zúrich «una especie de paraíso para los fanáticos del tren urbano».

ASPIRANTES A ESTADO

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Este final de año propone otro par de atlas curiosos, ambos de GeoPlaneta. El de 'Los lugares soñados', de Dominique Lanni, da un repaso a un puñado de mitos como TroyaKafiristánTartaria Saba, apoyándose sobre todo en relatos clásicos que van de Homero a

Marco Polo con algún toque conradiano. Un buen libro-regalo para los amantes de ensoñaciones.

El 'Atlas de países que no existen' destila otra ambición. Además de bien y originalmente facturado, atiende a 50 territorios aspirantes a Estado-nación que detonan interesantes reflexiones sobre la independencia. Ahí están Taiwán Somalilandia, estados de facto aunque no autorizados, en las antípodas de Forvik Hutt River, «parodias deliberadas», como define Nick Middleton, el autor de la obra.

‘HIPPIES’, AVENTUREROS, MAFIOSOS

Menudean los paraísos 'hippies', libertarios o similares (ChristianiaMinervaSealand), los promovidos por terratenientes o aventureros instalados en un pedazo de tierra que creen poder defender con papeles (Islas Cocos) y los dramas de pueblos nativos machacados por potencias ávidas de petróleo, gas, zinc, uranio. En ese bloque estarían la tribu siux de los lakota, el país de Dinetah, el de Lubicon...

En ocasiones, son mafias las interesadas en independizar territorios para favorecer sus tráficos diversos. En esa oscura modalidad destaca Transnitria, «un agujero negro en Europa» que se extiende a lo largo de la frontera entre Ucrania y Moldavia. Los límites de las antiguas repúblicas soviéticas y la India concentran un buen número de países No-Existentes, varios de los cuales han padecido conflictos sangrientos, desde Crimea hasta Abjasia Baluchistán.

Islotes remotos y micronaciones forman otros grupos de este volumen que, ante todo, introduce a historias tan excéntricas como ilustrativas: desde las andanzas de un floricultor príncipe hasta el descubrimiento de que las trampas para peces de los Murrawarri (unos indígenas australianos) son la construcción humana más antigua del mundo. La Araucania de los mapuches, la Antártida, el reino móvil de Ogonilandia o el conceptual Atlantium, un estado basado en la voluntad de la gente de pertenecer a él, son otros de estos fascinantes No-Países entre los que, tomad nota, aparece... Catalunya