Fiesta en alta fidelidad

Cloud 9: fiestas para melómanos en Barcelona

Barcelona entra en el selecto club de las fiestas audiófilas gracias a Cloud 9 Sound System. Este sábado, 21 el culto a la alta fidelidad llega a Aclam Club

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Albert Fernández

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La cultura audiófila ha llegado a Barcelona para quedarse. No hace mucho que disfrutamos de espacios con sonido privilegiado como Curtis Audiophile Cafe (Mallorca, 196), Nica (Gran Via de les Corts Catalanes, 698) o la asociación cultural Salvadiscos (Plaça de Santa Madrona, 4). Pero faltaba una fiesta como Cloud 9 Sound System para abrirnos de orejas por completo. 

Estas citas mensuales para melómanos trascienden fronteras de sensibilidad y van más allá del simple concepto de baile. Inspiradas en las famosas sesiones The Loft que celebraba el pionero disc-jockey David Mancuso en su apartamento de Nueva York en los años 70, las fiestas Cloud 9 migran a espacios donde el sonido pueda vivirse hasta niveles insospechados, y buscan crear un vínculo en torno a la música entre sus asistentes.

El sábado 21 de mayo Cloud 9 planta su gran bola de disco en Aclam Club (Consell de Cent, 201). Los creadores de esta experiencia sonora, Ricardo Gámez, Cherrie West y Alejandro Asencio, son veteranos del Hi-fi y lo tienen todo pensado. El asunto empieza suave. La idea de primeras es que tomes asiento en el centro de la sala y te sumerjas en la ola musical. Mientras los cristales plateados lanzan reflejos de los tenues haces de luz a su paso y el sonido emerge de los altavoces Mark Levinson y esos Klipsch de madera tan retro, podrás volar sobre la curva de sonidos analógicos y sentirte como en un Jazz Kissa, los bares japoneses de escucha. Ese sesión de escucha inicial dura 2 horas, de 17h a 19h. Los niños entran gratis y pueden quedarse hasta las 21h. Tanto el bar como el buffet vegetariano incluido con la entrada están a pleno rendimiento desde el principio. Gustera melómana sensitiva acompañada de viandas, yum.

Vinilos, globos y bola disco para la experiencia sonora.

Vinilos, globos y bola disco para la experiencia sonora. / Cloud 9

Llegado el momento se apartan las sillas y empezará el baile. Del jazz inicial se navega hacia sonidos balearic, funk, disco, soul, afro: música exquisita para todas las edades y públicos. Esta es una pista de baile inclusiva LGBTQ, preferentemente libre de móviles. Ojo, aquí las canciones suenan enteras. No hay un dj mezclando, solo dos pistas sonando sin cortes, en una selección muy exclusiva. Llegada la noche, puedes sentarte a cenar y compartir la experiencia musical con los demás. Cuando apetezca, sacude tu cuerpo para expresarte con el baile. Esta odisea expansiva de sonidos analógicos te hará levitar hasta el séptimo cielo. 

De hecho, los creadores de Cloud 9 se conocieron bailando. Fue en Londres hace 5 años y fue en una sesión Lucky Cloud, la versión inglesa de las populares fiestas de Mancuso en su Loft neoyorquino. No podía ser de otra manera. Tras esa epifanía y conexión inicial, Ricardo y Alejandro coincidieron de nuevo en Barcelona. Ansiosos por generar una experiencia musical única, en cuanto tuvieron una comunidad de amigos decidieron crear Cloud 9 junto a Cherrie, la esposa de Ricardo. Celebraron la primera fiesta en marzo de 2020, justo antes de la pandemia. Había pasado una semana viajando por Europa para conseguir pieza a pieza su impresionante equipo de sonido, con paradas en Bolonia, Roma y Alemania. Pasadas las restricciones, repitieron experiencia migrando a Esklandestino, donde conocieron a Víctor Partido, músico y responsable de Aclam Records. De ahí surgió la idea de trasladarse a este fabuloso estudio del Eixample para la tercera edición de Cloud 9. Sin duda, Aclam es el mejor espacio sonoro para levantar su templo melómano.

Cloud 9 es un espacio seguro. Miras hacia arriba y adviertes que la decoración emula en cierta manera una fiesta de cumpleaños infantil, con globos en el techo, decorativas telas que amortiguan el sonido y luces cálidas para filtrar la experiencia acústica. La música es una frecuencia más de todo lo que pasa. Ves las caras sonrientes y los cuerpos estremecerse con cada bote de ritmo. Sientes como te recorren buenas vibraciones. Estás a salvo. Estás en casa. 

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