NUEVO LOCAL LGTBI

Candy Darling: un refugio 'queer' en la Gran Via

Abrió hace menos de un mes y ya promete espacios más diversos para los que están cansados del Gayxample. Música indie, barra, escenario, sofás y minidiscoteca de cristal

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Abel Cobos

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Una mujer azul con tres pechos moviéndose sinuosamente sobre el escenario. Podría ser una escena de 'El quinto elemento', pero está sucediendo en el <strong>Candy Darling</strong>, en una 'performance' para desafiar las barreras del género.

Frente a ella, decenas de personas petándolo tanto que hasta se han petado la heteronormatividad: hombres con uñas y labios pintados; mujeres rehuyendo de vestidos y de cualquier trazo de feminidad prototípica y hasta personas no-binarias, a las que las etiquetas 'hombre' o 'mujer' les parecen demasiado reduccionistas.

Escondido en la Gran Via, este nuevo local (no lleva ni un mes abierto) quiere convertirse en un refugio de la comunidad 'queer'. Esta misión queda clara desde antes de entrar: en su puerta solo hay el triángulo rosa (símbolo de la lucha LGTBI antifascista). El recibidor, además, es un pasillo blanco sin apenas decoración que parece la puerta trasera del almacén del Mercadona. Imita los clubs clandestinos, esos que usaban símbolos sutiles para atraer a sus parroquianos sin levantar sospechas de las autoridades.

Tras las puertas interiores empieza el verdadero Candy Darling, bautizado como la musa trans que inspiró a Warhol, Bowie y Lou Reed. En su honor cuelgan de las paredes luces de neón y fotografías que representan desde cuerpos trans hasta eslóganes políticos como 'el futuro es queer'.

Se divide entre barra, zona de sofás, escenario y una minidiscoteca de cristal para diez personas en la que bailar los temas «para petarlo», como explica uno de los socios, Javier. En este espacio reducido es el único en el que te puedes esperar que suene algún tema de las listas de éxitos: el hilo musical que acompaña el Candy Darling es, en general, música indie con algunos toques pop.

Se sitúa en el límite del Gayxample, lo cual no es gratuito. Como explica Javier, quiere separarse de la escena gay barcelonesa y sus espacios puramente masculinos, con un ambiente poco diverso. Recoge el testimonio de fiestas feministas y 'queer' como <strong>MARICAS</strong><strong>Sarao Drag</strong> o <strong>Furia Queer</strong>. ¿La diferencia? «Estas fiestas son puntuales, nuestro bar está abierto cada día»

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