CONCIERTO

Carla dal Forno, el pop como hechizo

La artista australiana de culto visita Barcelona para presentar su excelente segundo disco, 'Look up sharp', lleno de buenas melodías y embrujo

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Juan Manuel Freire

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Carla dal Forno tuvo algunos grupos de bastante culto (Mole House, F Ingers) en su Australia natal, pero ha sido tras pasarse al modo solitario y mudarse a Europa cuando ha ganado más renombre. En el 2016 sorprendió con 'You know what it's like', disco de synth-pop oscuro y taciturno grabado entre Melbourne y Berlín, adonde Dal Forno se había mudado. El año pasado llegó 'Look up sharp', su primer álbum cocinado en Londres, lleno de buenas melodías y aún más embrujador que su predecesor.

Entre medias había publicado 'Top of the pops', un 'epé' con versiones medio fantasmagóricas de grandes temas pop de The B-52's ('Give me back my man') y Lana del Rey ('Summertime sadness'). Dal Forno es tan fan del experimento como de los 'hits' de la radio, que a veces, todo sea dicho, pueden ser muy experimentales. Pero su forma de entender el pop experimental viene más de los 80, de referentes que van de los memorables Antena a los primeros The Cure, cuyo 'A forest' renueva líricamente en 'Don't follow me': ahora no es un hombre el que se siente perseguido por una presencia femenina, sino una mujer la que parece acosada por un hombre. Tristemente más usual.

Un equilibrio ideal

Pregunto a Dal Forno por 'Top of the pops', en el intento de saber si versionar esas canciones tan redondas influyó en algún modo en la eficacia pop de su último disco. "Desde luego, al desmenuzar grandes canciones ajenas y tratar de recrearlas, aprendes mucho de composición", me explica vía telefónica. "Quizás por ello, el último disco es más pop pero también es que simplemente he aprendido un poco más a tocar y cantar, y ahora me salen mejor las canciones. La voz suena más al frente… Es todo producto de aprender. También de conseguir mejores herramientas". Para ser una artista que apuesta tanto por el misterio, Dal Forno no puede ser más transparente y honesta en sus respuestas.

En las últimas letras, también se advierte un afán por hablar más claro, aunque sigue habiendo mucha ambigüedad y algo que no suele decirse al hablar sobre Carla: humor, bastante humor (no tan) soterrado. "Eso está muy ligado a mi época favorita de la música, los 80, y a la escena pospunk de esa década. Muchas bandas usaban las letras para hacer pequeñas bromas y pasárselo bien. Es algo que siempre he admirado".

Fiel a su DX7

El padre de Dal Forno tocaba en grupos en Melbourne, "pero ninguno tuvo mucho éxito", avisa la artista. "Sea como sea, me animó a hacer música y a tratar de dedicarme a ello. Cuando era pequeña, en casa sonaban mucho The Police, Eurythmics, los primeros discos de Madonna… O rock 'mainstream' como Eagles y Creedence Clearwater Revival". Quizá de The Police venga el elemento 'dub' de Dal Forno. "No lo había pensado pero quién sabe, igual sí".

Nuestra entrevistada intentó hacer música, por primera vez, con el chelo. Más adelante, en los grupos Mole House y F Ingers, tocó guitarra y bajo. Pero su instrumento favorito es el DX7, un sintetizador analógico lanzado por Yamaha en los 80. "Lo uso desde el 2014 y no he pensado nunca en cambiarlo por otro. Tiene muchos sonidos increíbles. Es casi lo único que tengo en mi estudio casero en Londres. Mi DX7, un bajo, una guitarra, y un puñado de 'apps' en el móvil". Transparencia.

Entre cubetas

Cuando se mudó a Londres, hace ahora tres años, Dal Forno pasó por un "periodo de transición" durante el que se sintió "algo perdida y aislada". Empezar a trabajar en una tienda de discos, Low Company, le hizo sentirse parte de una comunidad. "Encontré ese trabajo un mes después de llegar y fue una gran ayuda", explica. "Lo que más me gustaba era poder escuchar discos nuevos cada día. Lo peor era no tener el presupuesto para comprarlos todos; tuve que ponerme un límite y elegir solo una pieza nueva por mes. Todavía trabajo allí de vez en cuando". ¿Y pone sus propios discos para ver si alguien pica? "Uf, no, eso me daría bastante vergüenza".

Dal Forno no quiere estar delante de gente cuando suenan sus discos pero, por suerte, no tiene problema en tocar en vivo. Tras su paso por el MIRA Festival del 2018, el próximo jueves, día 30, estará en el Nica de Casa Bonay. Así explica su espectáculo actual: "Mark Smith ha estado tocando conmigo durante los dos últimos años. Él aporta la parte más experimental. Yo toco el bajo y canto. Tenemos ganas de dar nuestro primer concierto propio en Barcelona".