CONCIERTO

Nilüfer Yanya, una maravilla en expansión

Tras su íntima actuación en el BAM del 2017, la artista pop-soul londinense vuelve a Barcelona para presentar la reconversión enérgica y oscura de 'Miss Universe'

Nilüfer Yanya

Nilüfer Yanya / periodico

Juan Manuel Freire

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Nilüfer Yanya sorprendió en círculos indies hace unos años con 'Small crimes', la canción que compuso después de que le robaran una bici. "Soy una ladronzuela/ Lo que me veo, me lo quedo", cantaba en un tema sobre el extraño impacto de los pequeños crímenes y la todavía más extraña indiferencia que empiezan a causarnos los verdaderos crímenes, como el bombardeo de países y ciudades, el robo masivo de datos, etcétera. Había nacido una artista. Inmediata pero reflexiva. Capaz de mezclar pop, electrónica, jazz y soul con toda la naturalidad y toda la personalidad. Esa voz suntuosa iba a dar que hablar.

En su actuación en el BAM 2017, algunos hablaron, pero no sobre ella. Yanya se arriesgó a tocar en formato íntimo (sin batería, tan solo ella y su guitarra, un bajista y una saxofonista) llegada ya la medianoche. Quienes no hablaron pudieron descubrir o confirmar la llegada de una artista original, emocional pero estoica, dotada de una gran intuición melódica.

Y en permanente crecimiento artístico: en su ambicioso primer álbum, 'Miss Universe', publicado el pasado marzo, incorpora a su paleta estilística un puñado de sonidos y afanes inesperados. 'In your head' era un arranque demoledor, todo un perdigón alt-rock. En las estupendas 'Heat rises' o 'Tears' nos obligaba a seguirla hasta la pista de baile. Su limpia guitarra adquiría una suciedad acuática en 'Safety net'. ¿Dónde se escondía esta Nilüfer más dinámica y agresiva? "Bueno, supongo que estaba trabajando en ello", me dice al otro lado de la línea.

Yanya es mujer de pocas palabras, al parecer por su timidez. Le pregunto si quizá esa timidez le impidió dar rienda suelta un poco antes a sus sueños eléctricos y furiosos. "Bueno, poco a poco dejé de ver las canciones como solo eso, canciones, partituras, y a darle más vueltas a las maneras de vestirlas", explica. Trabajar brevemente con el productor John Congleton (ganador de un Grammy por su trabajo con St. Vincent) fue una experiencia bastante inspiradora: "Solo hice con él dos canciones para el disco, pero muy importantes: 'In your head' y 'Monsters under the bed'. Son temas muy distintos, pero ambos me indicaron dos buenas direcciones para el álbum". A saber: una nueva energía y una nueva oscuridad. Lo segundo, en el sonido y en unas letras cargadas de paranoia y ansiedad; seguramente las únicas posibles en los tiempos que vivimos.

La artista se descubrió a sí misma experimentando a conciencia en el estudio, casi siempre de la mano del productor Will Archer (Jessie Ware, Sudan Archives). "El disco es el resultado de un gran esfuerzo común", señala. Entendió que no todos los temas tenían por qué estar liderados por la guitarra eléctrica. "En 'Angels', por ejemplo, me atreví con el piano. Y en otras canciones, como 'Paradise' o 'Melt', probé con los teclados". 

Sangre de artistas

Su madre debe de estar orgullosa. Siempre quiso que su hija tocara el piano, como ella, y la animó a tomar clases desde los 6 años. "Quizá se sorprendió al verme después con la guitarra, pero por lo demás se siente orgullosa de mí, creo [risas]". Tanto su madre, Sandra (Daniel), como su padre, Ali (Yanya), son artistas y siempre la han apoyado en su carrera. También su hermana mayor ha sido un apoyo importante: "Cuando me acercaba a la adolescencia, descubrí su colección de cedés y me influyó un montón. Era sobre todo pop-punk". ¿De modo que 'In your head' es el resultado tardío de una ingesta continua de éxitos de blink-182? "¡Podría ser! Desde luego, el sonido no es tan diferente".

Con solo diez años, Nilüfer decidió que el rock era lo suyo y se obcecó en tener un grupo. La escuela secundaria donde estudió, la Pimlico Academy, tenía un buen programa de música, y a los 12 estaba recibiendo clases de guitarra de Dave Okumu, cantante/guitarrista del grupo space-pop The Invisible. Una década después, el mismo Okumu ayudaba a Yanya en la confección de la arrebatadora 'Heat rises', cumbre pop del 2019.

En un raro caso de justicia cósmica, Yanya ha encontrado rápidamente la respuesta que su talento merece. Antaño combinó la música con jornadas como dependienta de tiendas de ropa, pero desde hace tiempo vive solo de la música, sobre todo de dar grandes conciertos, como hará el próximo lunes, día 25, en Razzmatazz 3. "Quien me viera en el BAM, se encontrará con una experiencia muy diferente. Ahora vengo con una banda más rica. Toco la mayoría de temas del álbum, pero también algunos más antiguos a los que he tratado de insuflar nueva energía".

Tres nombres que la han marcado

The xx. "De ellos, lo que más me gusta es lo despojado y simple del sonido". Las líneas de guitarra eléctrica de Yanya –limpias a la par que misteriosas– conectan con las de Romy Madley Croft. Ha compartido noches de directo con ellos.   

Lianne La Havas. "Me encantó cómo sonaba su guitarra y, en general, todo en su primer disco ['Is your love big enough?', del 2012]. Me reconozco también en su mezcla de géneros". 

Nina Simone. "Realmente adoro a Simone. No la escuché hasta los 16 o 17 años, y cuando la descubrí, fue como si se abriera un nuevo mundo ante mí. Porque… ¡tiene tanta música! Fue la primera artista fuera del pop o del rock con la que me obsesioné".