CONCIERTO

Cass McCombs, un forajido del rock

El músico de culto presenta 'Tip of the sphere' el lunes, día 11, en La Nau. Folk, blues, psicodelia e indie rock con poco respeto por cualquier clase de regla

Cass Mccombs

Cass Mccombs / periodico

Juan Manuel Freire

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Desde hace ya casi dos décadas, el nombre de Cass McCombs es sinónimo de cualidades en extinción en un mundo cada vez más categórico: misterio, ambigüedad, ensoñación… Su música reúne folk, blues, psicodelia e indie rock con tanto conocimiento de causa (se advierte sabiduría enciclopédica) como poco respeto por cualquier clase de regla. Sus letras pueden ser, a la vez, claramente políticas y muy abstractas. Hay algo escurridizo en McCombs que lo hace adictivo, imposible de dejar de seguir.

Su ya noveno álbum, 'Tip of the sphere', es puro McCombs, es decir, no hay nada puro en él. Tratar de (sobre)explicarlo es misión vana. Y tampoco creáis que el propio artista podría hacerlo mejor: entrevistarle significa encontrarse con momentos de confusión, de infranqueable misticismo, como también, si el músico tiene buen día, de mucha diversión.

Este cronista tuvo la suerte de encontrarle de buenas. Cuando le pregunté, a modo de arranque, si hacer un disco tan cohesivo como 'Tip of the sphere' conlleva alguna clase de plan maestro, se rió al otro lado de la línea. "Yo nunca planeo nada. Siempre parto de la espontaneidad. O casi siempre. Quizá con el anterior disco ['Mangy love', del 2016] sí que hice un esfuerzo consciente por pensarlo todo antes de grabar. En esta ocasión, la idea era más ver qué pasa si no lo piensas tanto".

El primer plan era grabarlo en directo, del tirón, enfrente de un público que no había escuchado esas canciones antes. Capturar un momento único en el tiempo. Registrar esas composiciones antes de verlas asentarse y coger cualquier forma estable. "Pero salió fatal. No podíamos publicar nada de ningún intento. Al final nos metimos en un estudio y grabamos lo más rápido posible, en diez días, en parte porque no podíamos permitirnos otra cosa. Solo grabar y salir".

Lo que no significa que 'Tip of the sphere' no sea un disco complejo. Sorprende, sobre todo, 'American Canyon Sutra', en la que introduce referencias a la música industrial o el hip hop. Según McCombs, esas influencias siempre han estado ahí. "Cuando era joven estaba muy metido en Throbbing Gristle y Genesis P-Orridge. La música industrial me parecía novedosa. No sé cómo alguien puede estar interesado en música que no lo sea y que siga un patrón clasicista. Yo solo me siento atraído por todo aquello que tuvo un aire revolucionario, como el blues y el hip hop. El blues, a finales del XIX, fue algo chocante".

En cuanto al hip hop… ¿cuáles serían sus 'MCs' de referencia, los que podrían haberle dejado más huella? "Nas. Todo el Wu-Tang Clan. KRS-One. Rakim. EPMD. De La Soul. A Tribe Called Quest. X Clan. Podría seguir". Y me encantaría, pero hemos de hablar de otras cosas.

Morir y volver a nacer

Para McCombs, cada disco es casi una vuelta a empezar. Le gusta olvidar lo aprendido y partir de cero. En alguna ocasión ha enlazado esta actitud con su condición de escorpio, un signo asociado en el tarot con la carta de la muerte. "En cada disco acabo fulminado –explica–. Pero después, a partir de esas cenizas surge algo nuevo. No sé hasta qué punto es disfrutable. Eso de tener que morir antes de empezar… Es doloroso, la verdad".

Aunque ha actuado en algún famoso programa televisivo y sus canciones han sonado en series como 'House' y 'Girls', nuestro entrevistado parece tener miedo a formar algún día verdadera parte del 'establishment'. Sus héroes no son los amos del rock de estadio, sino figuras como Edward Morrell, ladrón de trenes y escritor al que Jack London convirtió en personaje en 'El vagabundo de las estrellas'. "Si hay una figura inspiradora del nuevo disco, esa es Morrell. Es el epítome del forajido. El tema central es el forajido, arquetipo en constante regeneración. Cada generación tiene sus forajidos, gente que desafía las normas de su época, el 'status quo', y a las que se condena al ostracismo por ello". 

McCombs parece querer ser uno de ellos, pero hay varios problemas. Su voz es demasiado bonita; sus canciones, casi siempre, demasiado hipnóticas, embrujadoras y liberadoras. Nadie quiere condenarle al ostracismo. En sus directos, cuando rompe las reglas solo se lleva aplausos extra. Y las rompe sin parar: "Cada vez que tocamos una canción, ha de tener una dimensión nueva. Tratamos de seguir esta norma al pie de la letra. Cambios de acorde, de tempo… Nos gusta que haya tramos de forma completamente libre". Viajad con McCombs este lunes, día 11, en la sala La Nau (21.15 horas).

Tres de sus discos clave

'A' (2003). Tras el revelador 'epé' 'Not the way' (cuyo tema titular sigue tocando en directo), McCombs debutó en largo a lo grande: 'A' es un disco de engañosa simplicidad, cargado de misterio y humor soterrado.   

'Wit's end' (2011). Es conocido, sobre todo, como el disco que solo quiso explicar a la prensa a través de cartas físicas. Pero debería ser recordado por su sublime melancolía. Ese mismo año publicó también 'Humor risk', su reverso casi optimista. 

'Tip of the sphere' (2019). Donde McCombs se libera incluso más de lo habitual, y nos invita a vivir al margen de la ley y en otro plano de conciencia. Puede que no se grabara en directo del tirón, como era la idea, pero podría ser su disco más vivo, orgánico y líquido.