SESIÓN

James Murphy, enciclopedia pop viviente

El líder de LCD Soundsystem visita Razzmatazz el sábado para una sesión de cinco horas

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Juan Manuel Freire

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James Murphy no se considera un gran músico; a veces, de hecho, ni siquiera músico. Parece creer (quizá con razón) que su mejor cualidad es su conocimiento obsesivo de la música popular, en particular la de las últimas cinco décadas: krautrock, proto-electrónica, disco, punk, pospunk, new wave, house, etcétera, etcétera, etcétera.

En las canciones de su proyecto dance-rock LCD Soundsystem, clásico moderno nacido a principios de siglo, disuelto a principios de esta década y resucitado (no sin polémica) muy pocos años después, se advierte ese saber enciclopédico. Los cuatro álbumes de la banda son un poco como un resumen personalizado de una colección de vinilos, al parecer, abrumadora; y "organizada en perfectamente etiquetado orden alfabético", según escribió Ben Sisario en 'The New York Times'.

De esa gran reserva (y no de un pendrive, por favor) debería salir la música que sonará el sábado, día 28, en la sala Razzmatazz (abren puertas a las 20.00 h.). Murphy ofrecerá una sesión de ¡cinco! horas en la apertura de temporada de Journeys, esa fiesta con sesiones extralargas de DJs especialmente sabios. 

Entre Bowie y O'Sullivan

Según contó a Matt Everitt en la emisora BBC Radio 6 Music, los dos primeros discos que compró fueron los sencillos de siete pulgadas de 'Fame', de David Bowie, y 'Alone again (naturally)', de Gilbert O’Sullivan. El primero, porque a su hermano mayor le gustaba Bowie y todo lo que decía su hermano iba a misa. El segundo, no explica por qué. "Creo que mi vida ha estado dictada por estos dos conceptos tan diferentes", dijo a Everitt. "El nuevo hombre autocompasivo que llegó en los 70 [O'Sullivan] y un alienígena que cantaba sobre la fama con un alterador de tonos [Bowie]".

Durante mucho tiempo, Murphy se metió en proyectos de los que parecía aburrirse pronto. Sus tres primeras bandas (Falling Man, Pony y Speedking) duraron poco y pocos las recuerdan. Estudió filología inglesa en la universidad de Nueva York, pero no llegó a acabar la carrera.  

Sin embargo, cuando estaba a punto de llegar a la treintena, las piezas empezaron a encajar. En poco tiempo cofundó el influyente sello DFA, en cuya oficina empezó a pinchar. Según dijo en 'The Guardian', su primera sesión fue un éxito, sobre todo, gracias a 'Mother sky', del grupo de rock experimental de los 70 Can. Así eran y son sus sesiones: una lección de historia, un paseo por los clásicos ya bien considerados y los que deberían estarlo más. Cuando tiene que pinchar, no sale a comprar novedades, sino que simplemente repasa su colección.

Y poco después de empezar a pinchar, montó ese 'pequeño' grupo conocido como LCD Soundsystem. Su ascenso fue imparable. Pero cuando ya estaban a punto de ser verdaderamente grandes, Murphy prefirió decir adiós, por muchos motivos y ninguno en concreto. El miedo a la fama fue uno de los más importantes.

El mito de Despacio

Murphy nunca quiso ser realmente una estrella, o quizás se sintió mayor para hacer el papel con convicción. Por eso en las sesiones del mítico club itinerante Despacio, que montó con los hermanos Stephen y David Dewaele (Soulwax, 2manydjs), los pinchadiscos no están sobre un pedestal, sino a ras de suelo. En Despacio la estrella es el sonido emitido por ocho pilas de altavoces y amplificadores analógicos McIntosh: un magma cálido y orgánico te envuelve; te devuelve (si acaso lo has perdido) la fe en la música. 

Cuando los 30.000 kilos de equipo de Despacio se instalaron en Sónar en el 2018, escribí esta línea sentida sobre la experiencia: "Según el tema que suene, puedes sentir como si hasta el último gramo te cayera encima y crujiera huesos y corazón".  

Una vida nueva

LCD Soundsystem acabaron volviendo, pero en una versión algo distinta a la conocida: más otoñal y taciturna, más basada en las canciones que en los tracks de baile. Murphy no quiere ocultar sus 49 años, sino hacer música con la que pueda identificarse. En su tiempo libre, no solo pincha, sino que supervisa la vinoteca The Four Horsemen (cocreada con su esposa, Christina Topsoe) y, desde hace poco, también una cafetería: Daymoves. 

Algunos ya estamos ahorrando para ir a Daymoves. No solo por probar el café, sino también para apuntar todo lo que suena. Los discos que pinchan los empleados durante el día pertenecen a la colección personal de Murphy. 

Mientras llega ese día, tampoco está mal poner el Shazam a punto e identificar todo lo que el líder de LCD ponga el sábado en Razzmatazz. Será fácil, muy fácil, acabar la noche con un puñado de nuevos temas favoritos.

Grupos que deberían sonar

Talking Heads. La banda de David Byrne es, sencillamente, una de las más influyentes de la historia. Tocaron techo con el funk y dub 'Remain in light' (1980). Para Murphy, acabaron con 'Speaking in tongues' (1983) y todo lo que vino después no hacía falta. 

Heaven 17. '(We don't need this) fascist groove thang', uno de sus clásicos, inspiró la impostada forma de cantar de Murphy en el tema titular de 'Sound of silver'. Además, LCD versionan la canción. 

The B-52's. La new wave en su mejor, más festiva expresión. En conversación con la Red Bull Academy, Murphy describió 'Rock lobster' como una canción con "algunas de las guitarras más crudas del mundo"; muy influyente en su carrera.