CONCIERTO

Kimbra, una fuerza pop a reivindicar

La artista neozelandesa visita Barcelona para presentar su sofisticado repertorio con contrabajo y piano

onbarcelona kimbra

onbarcelona kimbra / periodico

Juan Manuel Freire

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿Por qué no es más conocida Kimbra y apenas la vemos escalar hasta posiciones serias en listas fuera de su Nueva Zelanda natal? Misterio insondable. Lo que ella hace podría atraer a muy diversos públicos, porque tiene la fuerza universal del pop y una riqueza sónica de cariz alternativo. Estribillos como castillos, producción atrevida: buen camino a seguir. "Siempre seguiré alimentando mi lado experimental, pero también me encantan la simplicidad y la composición elegante e intemporal. La simplicidad elegante es, a menudo, el experimento más difícil de todos", nos explica ella.

Kimbra se dio a conocer del lado de Gotye en el famoso hit 'Somebody that I used to know', una canción que fue su bendición y, a la vez, maldición, porque durante mucho tiempo (quizá todavía hoy) la gente solo preguntó por ella. Y había muchas otras sobre las que preguntar, canciones firmadas (además de compuestas o producidas) por la propia Kimbra Johnson como 'Cameo lover' u 'Old flame', del bastante jazz 'Vows' (2011), o 'Miracle', compuesta con ayuda de Thundercat, de 'The golden echo' (2014).

Pero sus mejores temas hasta la fecha están en el reciente 'Primal heart', un tercer álbum de sonido cálido y orgánico, a la vez que fantasioso, con maravillas como el inmenso synth-pop de 'Like they do on the TV' o la balada 'Black sky', colaboración con Natasha Bedingfield.

Dieta musical variada

Nacida en Hamilton (Nueva Zelanda) en 1990, Kimbra ya estaba escribiendo letras de canción a los 10 años y cantando el himno nacional en partidos de rugby a los 12. Pasó por concursos de talentos infantiles, pero supo sobrevivir a ellos y seguir profundamente interesada por la música. A lo largo de los años, fue digiriendo música de todo tipo, "de Stevie Wonder y Prince a The Mars VoltaQueens Of The Stone Age y [la banda metal sueca] Meshuggah".

De Prince le atrajo, sobre todo, su lado más experimental: "Recuerdo escuchar el tema 'Crystal ball' por primera vez y sentir como si me hubiera tomado una droga revientamentes. Sonaba como de otro mundo. Prince era el maestro de la sorpresa. En un momento dado te daba lo que querías y al siguiente le daba la vuelta sónicamente y creaba algo que ni siquiera sabías que querías”, dice Kimbra. Y añade: "En su mejor expresión, el pop es capaz de seguir las reglas a la vez que de romperlas violentamente".

Si Johnson quiso trabajar con el ubicuo productor John Congleton (St. Vincent, Sharon Van Etten) en 'Primal heart', fue por "su capacidad para crear obras atrevidas y ayudar a los artistas para acceder a su lado más duro. Le gusta trabajar muy rápido en la fase de grabación, algo que yo no suelo hacer. También quería concentrarse más en mi voz y menos en los elementos que la rodean [algo llevado aún más al extremo en 'Songs from Primal heart: Reimagined', el 'epé' acústico que publicó en octubre]".

La voz será, de nuevo, gran protagonista en su <strong>concierto del sábado, día 9, en Razzmatazz 2</strong>. Kimbra llegará acompañada solo por contrabajo (Spencer Zahn) y piano (Jacob Bergsen): "Este formato me da la oportunidad de acercarme al público y compartir una nueva forma de escuchar mis canciones y las historias de donde salieron. No es un concierto tranquilo, sigue habiendo toneladas de dinamismo, pero está más enfocado a la voz, el espacio y la interacción con el público".