CONCIERTO

Delorean, el adiós de una banda capital

El excelente grupo dance-pop dice adiós a su ciudad con un concierto que se promete emotivo y catártico

onbarcelona  musica  delorean

onbarcelona musica delorean / periodico

Juan Manuel Freire

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La primera pregunta, sencilla, tópica y necesaria, es: ¿por qué? ¿Por qué Delorean decide parar máquinas cuando, en realidad, nunca ha dejado de ser un grupo inquieto y respetado? "Yo no he sido capaz de sintetizar una respuesta", nos cuenta Guillermo Astrain, su guitarrista desde el 2007 (el grupo se formó en el 2000). "La gente espera un drama, pero en nuestro caso no lo hay. Es, más que nada, el paso del tiempo, el hecho de haber logrado metas, también de dejar en pensar en otras… Un grupo tiene su desgaste".

Una respuesta sintética, pero más bien poco morbosa, sería: "La vida". Delorean han hecho ya un largo camino y, poco a poco, sus miembros han empezado a distanciarse del proyecto; a tener ganas de hacer otras cosas. Así de sencillo, de poco trágico. Dejan la escena en un buen momento, después del que podría ser su disco más depurado ('Muzik', del 2016) y su acertada reinterpretación electrónica del repertorio de un icono del folclore vasco (el muy aplaudido 'Mikel Laboa', del 2017).

Héroes de la prensa global

Regresando al futuro: Delorean se afirmaron como la realidad más internacional de nuestra música a principios de década con el 'epé' 'Ayrton Senna' y, sobre todo, el álbum 'Subiza', banda sonora del verano 2010. Saltaban a un pop bailable de contornos ensoñadores después de haber probado con el dance-punk o una vena techno. La influyente web estadounidense 'Pitchfork' se enamoró del giro, propulsando al grupo con sede en Barcelona a los escenarios no solo de EEUU, sino también Australia, Japón o Rusia.

"De nuestras experiencias en vivo, la que yo recuerdo mucho es nuestra visita a Etiopía", explica Guillermo. "Nuestro amigo Miguel Llansó trabajaba en la embajada de España en Addis Abbeba y nos invitó a tocar. No había reclamo de audiencia alguno. Nadie nos conocía. Pese a todo, la gente disfrutó". Quien también disfrutó de Delorean por unos minutos fue Bill Murray, en el festival South By Southwest de Austin (Tejas). "¡Eso dicen! Estar, estuvo. Pero yo no le vi. Suelo decir que Bill Murray me vio, pero yo no le vi a él".

Disco a disco, Delorean se asentó como un grupo bastante único de la escena nacional. Lo suyo era, en esencia, pop a la vez accesible y explorador, con un elemento sensualista. Estaban un poco solos. ¿Demasiado? "Siempre es necesario un contexto, un ecosistema en el que puedas respirar. Te has creado tu propio universo, pero nadie entra ni sale. A nosotros nos ayudó ser una banda, tener un planteamiento enfocado al directo. En directo la gente siempre nos ha entendido mejor".

El último bolo en BCN

Los conciertos de despedida serán, se supone, especialmente efectivos, porque la nostalgia y el dolor harán de las suyas. Son solo cuatro fechas. La primera fue el 26 de enero en Donostia: "Vinieron nuestros padres, un montón de amigos… Fue bastante especial". La próxima es el viernes, día 22, en La [2] de Apolo. Será su último concierto (¡ay!) en la ciudad que ha sido base del grupo durante casi toda su existencia.

"Y ciudad que no pensamos abandonar. Todos tenemos aquí nuestras vidas, nuestros trabajos”. Ekhi Lopetegui (bajo y voces) está produciendo para otros, haciendo música publicidad y dando clases de filosofía. Igor Escudero (batería) trabaja en el mundo del management. Unai Lazcano (guitarra, teclados) es técnico de directo con Rosalía y hace diseño de sonido para 'mappings'. "Queremos enfocar nuestras habilidades a trabajos", dice Guillermo. "Yo tengo un colectivo llamado Andanada con el que quiero editar proyectos experimentales y producir música y vídeo". Desanimarse nunca; abandonar la curiosidad, jamás.