ÓPERA

'Il trovatore', con los ojos de Goya

El director Joan Anton Rechi se inspira en los grabados de 'Los desastres de la guerra' para ambientar en el Liceu la ópera de Verdi

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CÉSAR LÓPEZ ROSELL

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La mirada de Francisco de Goya dominará la puesta en escena de 'Il trovatore' en el Liceu. El director Joan Anton Rechi (Andorra, 1968) sitúa la acción de este melodrama de amor, venganza, épica y muerte en el ambiente que le sugieren 'Los desastres de la guerra', pinturas patrióticas hechas por el artista durante la guerra de la independencia. El universal pintor se convierte así en protagonista como testigo de la trama desarrollada en un escenario convertido en un gran lienzo.

Desde el próximo lunes al día 29, dos repartos con experimentados cantantes se relevarán en el escenario. Marco Berti y Piero Pretti (Manrico), Kristin Lewis y Tamara Wilson (Leonora), Artur Rucinski y George Petean (conde de Luna), Marianne Cornetti y Larissa Kostyuk (Azucena), Carlo Colombara y Marco Spotti (Ferrando) y el actor Carles Canut, encarnando el mudo rol de Goya, conforman un gran elenco. Daniele Callegari es el responsable musical de la producción que el viernes, 21, será ofrecida en pantallas gigantes en unas 200 localidades de toda España.

Rechi, discípulo aventajado de Calixto Bieito, se siente cómodo con el punto de partida elegido para cuadrar el enrevesado libreto: "Al preparar el montaje me llamó la atención que en el argumento se hable de guerra, pero sin mostrar esas escenas. Eso sucede en muchas otras situaciones, como la de la muerte de Manrico o la Azucena en la pira, que tampoco se ven". A partir de esta reflexión decidió focalizar en un contexto bélico la historia del enfrentamiento entre el bando del trovador Manrico con el del conde de Luna y la lucha de ambos por el amor de Leonora.

IMÁGENES DE PELÍCULA 'GORE'

"En este ámbito es donde hechos del relato que parecen increíbles en la vida real encuentren acomodo", dice, recordando que parte del argumento original ocurre, además, en Zaragoza. Allí fue donde el genial artista plasmó en sus grabados los desmanes de las batallas. "En estas pinceladas puedes ver imágenes que son de película 'gore'", resalta.

El vestuario de Mercè Paloma contribuye a acercar el ambiente al de la época que retrata el pintor, pero Rechi destaca que, aunque en los figurines haya claras referencias a los atuendos de los cuadros, lo que más importa es lograr «hacer creíbles las situaciones de personajes desesperados que tratan de sobrevivir a la barbarie". El director, al que le gusta mucho trabajar las emociones que la música de Verdi refleja por completo, le pareció interesante crear la figura de un Goya 'voyeur'. "Es alguien que ve desde fuera lo que sucede dentro y comprende que los personajes están abocados a la tragedia. Él lo vivió. Contempló el horror y su única alternativa fue plasmarlo".

La mano de Rechi se hará notar potenciando aspectos del conflicto entre los protagonistas. "Imagino una relación tortuosa entre Manrico y Azucena, ya que el primero, hijo del conde de Luna, fue secuestrado por ella para vengar la muerte de su madre". Los terribles sucesos posteriores, al enviar a la pira por error a su propio vástago en lugar de a Manrico, que crecerá como un hijo al lado de la gitana, hacen que, en su opinión, esa relación "se desarrolle en una mezcla entre amor y odio".

Incide también, llevándolo a los extremos, en el enfrentamiento entre el trovador y el conde de Luna, pero intentando alejarse del cliché del bueno y el malo, y ve a Leonora como víctima de las circunstancias. "Ella ama a Manrico pero siente cierta empatía por el conde, al que no desea ningún mal". Una interesante vuelta de tuerca a una ópera planteada desde un sentido más épico, lo mismo que ocurrirá con su versión en Peralada (7 y 9 de agosto) de 'Madama Butterfly', ambientada en Nagasaki, antes y después de la bomba atómica.