Toma pan y moja
Vuelve el shoronpo a Barcelona: la delicia japonesa que tienes que descubrir
Keita Tanaka acaba de abrir nuevo restaurante y ya cuesta encontrar mesa
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El producto estrella de Shoronpo.
El restaurante Fan Shoronpo cerró sin estridencias, evaporándose inesperadamente de la calle Séneca, dejando a sus muchos feligreses sin el cuerpo de Dios, en este caso el shoronpo, un dumpling que volvía loca a la clientela. El cocinero Keita Tanaka, que se curraba todas las piezas a mano, se convirtió en una leyenda llorada. Recuerdo encontrarme a los hermanos Torres y otras celebridades de los fogones en aquel vetusto espacio.
Allí fue donde probé por primera vez el shoronpo, algo así como una variación nipona del xiao long bao chino. Piezas en forma de hatillo en una cesta, rellenas con sólidos y también líquido, pues en su interior incluían un delicioso y trabajadísimo caldo. Cuando el restaurante bajó la persiana, los shoronpos desaparecieron de mi vida. Y los eché mucho de menos.
Burbuja de placer
Pero la historia tiene final feliz. El restaurante ha vuelto. Ahora se llama Shoronpo a secas y ocupa un nuevo espacio (Doctor Rizal, 20), muy cerca de donde se encontraba el primer negocio. Keita, que coge de nuevo el timón de la nave, ha resucitado los shoronpos. Y con ellos el ritual para comérselos: los pones en una cuchara, los perforas con el palillo, sorbes el caldo que vierten y padentro: explotan en tu boca no en tu mano.
Noticias relacionadasLa noticia ha devuelto la ilusión de vivir a muchos comensales que hasta ahora se sentían huérfanos. La cocina del nuevo local está a la vista de la clientela y te permite observar las evoluciones del cocinero japonés, que factura dumplings y tazones de ramen antológicos sin cesar. Si no pudiste probarlos en la primera etapa del restaurante, ahora tienes la oportunidad de descubrirlos: los shoronpos son una experiencia culinaria altamente placentera, son bocados delicados y adictivos, diseñados para que fabriques endorfinas como un loco antes incluso de llevártelos a la boca. Y no lo digas muy alto, pues aunque acaba de abrir, ya cuesta encontrar mesa. Qué bueno que volviste, Shoronpo.
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