Toma pan y moja

Café con aceite, por favor, por Òscar Broc

Es la última apuesta de Starbucks en el mercado italiano: la línea de bebidas Oleato. Estamos tan ávidos de experiencias que incluso algo tan trivial como sorber un cortado tiene que ser otro rollo

oleato

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Òscar Broc

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Starbucks nos quiere aceitosos. Pringosos. Nos quiere ver hundiendo la nariz en su nuevo invento: la línea de bebidas Oleato. La idea es sencilla, ¿por qué no le echamos una cucharada de aceite de oliva a nuestros cafés? Dicho y hecho. La iniciativa se ciñe, de momento, al mercado italiano, pero la mancha promete expandirse a otros países. Tic-tac, tic-tac. 

Desconozco si esto de inyectarle aceite al café es nuevo, pero aunque sea la primera vez que oigo hablar de ello, no me extraña lo más mínimo. El papanatismo gastronómico está alcanzando un punto de no retorno, nada nuevo. Beberse un café no es emocionante. Estamos tan ávidos de experiencias que incluso algo tan trivial como sorber un cortado tiene que ser otro rollo. Por eso le echamos de todo: huevo, Marshmallows, aceite, cualquier guarrindongada nos sirve, porque no fue culpa tuya ni tampoco mía, fue culpa de la monotonía. 

What else?

El 'timing' no parece el más adecuado. Resulta curioso que Starbucks pruebe la ocurrencia del aceite de oliva precisamente ahora que el litro de AOVE está a precio de cocaína rosa. Solo faltaba un extra de oro líquido en unos cafés que ya son obscenamente caros de por sí. No obstante, estoy deseando que esta moda llegue a Barcelona y se oigan los lamentos de los ofendidos. ¡Aceite de oliva en el café! ¡Habrase visto! 

Vaticino oleadas de internautas enfurecidos y gastrónomos deseosos de colgarse medallas. Twitter España arderá por culpa del café con aceite, pero tengo muy claro que los más quejicas serán los mismos que mojan el cruasán en el café con leche y dejan una mezcla imposible de aceite, mantequilla y otros fluidos flotando en la superficie de su bebida. Y se lo beben. Vaya si se lo beben.

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