Toma pan y moja

Que vuelvan los cubatas, por Òscar Broc

Reivindicar el bebercio ‘vintage’ en Barcelona es tan heroico como necesario en la capital del cóctel de autor. Un reconocimiento para saber de dónde venimos

olimpic bareto

olimpic bareto / Instagram

Òscar Broc

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El otro día estuve en Bareto Olímpic, una nueva ¿coctelería? que no quiere ser ni nueva y, si me apuran, ni coctelería. Me explico: a diferencia del 99% de las coctelerías jóvenes de Barcelona, en esta casa se apuesta por el bebercio 'vintage', esto es: copazos populares profundamente arraigados a la cultura popular española. Por ejemplo, han recuperado la mamadeta, y tienen calimocho y sangría. Ah, y apuestan sin rubor por el vaso de tubo.

Pese a jugar con tragos prehistóricos y enjuagues de fiesta mayor, la propuesta me parece sumamente innovadora. Barcelona se ha consolidado como la capital del cóctel de autor, basta con echar un vistazo a la lista de ganadores del World’s 50 Best Bars para comprobarlo. Desconozco si sobran locales modernos, lo cierto es que no nos faltan. Cada vez hay más nivel y complejidad. Técnicas de alta cocina. Presentaciones circenses. Tragos con desarrollo, nudo y desenlace. En este océano de mixología ultramoderna y coctelería molecular, reivindicar el cubata de toda la vida es un ejercicio de natación contracorriente tan heroico como necesario.  

Por un tubo

Me sumo, pues, a este sarpullido de arqueología etílica. Exigir que vuelva el vaso de tubo no es un capricho en modo irónico, es un reconocimiento necesario para saber de dónde venimos. Nuestros padres y abuelos se encomendaban a estos preparados que todavía hoy funcionan como perfecto combustible para celebraciones populares. Sin ir más lejos, mis mejores borracheras han corrido a cargo del delicioso 'gin amb llimonada' de las fiestas de Sant Joan de Ciutadella, Menorca. Me río de de los cócteles a 15 euros…  

Por cierto, el 25 de enero fue el día del café irlandés. Creo que es la hora de reivindicar el carajillo.  

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