Toma pan y moja

'Cookies' para pijos, por Òscar Broc

La fiebre del postureo pijeras alcanza algo tan mundano como las galletas. Las de Last Crumb se consideran las «más exclusivas del mundo»

last crumb

last crumb / Instagram

Òscar Broc

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Gracias a la revista 'Tapas' me entero de que las garras del lujo también han alcanzado la repostería popular. Ya sabemos que la comida se ha convertido en un marcador de estatus; basta con ver a los ricachones que se gastan miles de euros en bistecs recubiertos de oro y así nos lo hacen saber en sus cuentas de Instagram. Lo que no esperaba de ningún modo es que esta fiebre alcanzaría algo tan mundano como la galleta, un icono que, a priori, parece vivir en las antípodas del postureo pijeras

Y aquí entran las 'cookies' cuquis de Last Crumb, procedentes de Estados Unidos y, según juran sus ideólogos, fabricadas con los ingredientes más requetepremium del mercado. «Las 'cookies' más exclusivas del mundo», así es como las califican sus fans. Y cuidado con los bichos, hablo de galletas preñadas de mandanga que parecen volcanes en erupción y son pornográficamente caras.

Last Crumb pone a la venta unas cajas de edición limitada que vuelan. La última es la Platinum Collection, que incluye 12 'cookies' como 12 soles y cuesta la friolera de 150 euros, es decir, pagas casi 13 pavos por una maldita galleta, y ya hablaremos de recesión e inflación otro día. El ABC del márketing, por supuesto: la gente se mata por conseguirlas.

Más caras que un menú

¿Qué te puede llevar a comprar una caja de galletas a un precio mayor que el de algunos de los mejores menús degustación de la ciudad? ¿La foto? ¿La molonidad? ¿La exclusividad? ¿El placer de demostrar que tienes tanta pasta que no te importa que unos hípsters de Los Ángeles te desvalijen con sus 'cookies' de autor con extra de diabetes? Me temo que no lo sé ni quiero saberlo; solo intuyo que algo va mal, muy mal. ¿Aceptar 'cookies'? Pues me temo que estas no. Con la caja de surtido Cuétara, juro que voy más que servido.

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