Toma pan y moja

‘Brunch’ en el Eixample | El artículo de Òscar Broc

Hay vecinos que se preguntan si ponen figurantes en las colas. En el Eixample ya es más difícil encontrar un bocadillo de fricandó que unos 'waffles' con sirope de no sé qué

huevos benedict

huevos benedict / Instagram

Òscar Broc

Òscar Broc

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Llega el fin de semana al Eixample. Los habitantes del barrio ya saben lo que hay. Muchas aceras permanecerán ocupadas por colas interminables de gente durante toda la mañana. Filas de personas que se pierden en el horizonte. Nadie parece afectado por hipotecar hora y media de su día libre esperando en la acera. Y tampoco les importa demasiado robarle espacio a los peatones que simplemente pasan por allí para comprar el pan o llevar la chaqueta a la tintorería.

Son las legiones del brunch. Difícil saber de dónde sale tanta gente, imposible descifrar qué extraña fuerza les empuja a hacer colas desesperantes para comerse unos huevos con salsa dudosa, pero lo cierto es que los vecinos ya comienzan a estar hartos de tener que hacer los 400 metros hípster cada vez que pasan por delante de uno de estos locales. 

Huevos gentrificadores

No tengo nada en contra del brunch, antes al contrario, en Barcelona puedes encontrar espacios que bordan este formato, como Picnic o En Aparté. Pero la sensación de que el brunch se ha convertido en una bicoca gentrificadora es cada vez más palpable en ciertas calles del Eixample, un área en la que ya es más difícil encontrar un bocadillo de fricandó que unos waffles con sirope de no sé qué. 

Un vecino bromea y se pregunta si ponen figurantes en las colas, pues no hay otra explicación para que se acumule tanta gente. Nos quejamos de los americanos que vienen a Barcelona y comen en el McDonald’s, y esto es exactamente lo mismo, pero pasado por el filtro de Instagram. Turistas que visitan la ciudad y, en lugar de adentrarse en la cocina autóctona, prefieren pasarse dos horas haciendo cola a la intemperie para comerse los mismos huevos Benedict que sirven en todas las cafeterías de su ciudad. No dejes que la verdad estropee una buena Stories.

Suscríbete para seguir leyendo