Toma pan y moja

Ni ensaladilla ni vodka

Un empacho de buenas intenciones para boicotear a Rusia puede llevarnos a tomar decisiones absurdas y castigar sectores que no tienen ninguna culpa de nada

La ensaladilla rusa del Mesón Martín (Zaragoza), ahora rebautizada como ensaladilla de Kiev.

La ensaladilla rusa del Mesón Martín (Zaragoza), ahora rebautizada como ensaladilla de Kiev.

Òscar Broc

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Parecía una noticia de El Mundo Today pero la bofetada de realidad se oyó hasta en la estación espacial MIR. Resulta que un bar de Zaragoza ha decidido cambiarle el nombre a la ensaladilla rusa para manifestar su apoyo a Ucrania. A partir de ahora se llamará ensaladilla Kiev. “Jefe, un quinto y una Kiev para bajarlo”. No veo a la clientela más veterana por la labor de cambiar el chip, pero supongo que alguno acabará acostumbrándose. 

La ensaladilla Kiev es una extravagante iniciativa que rivaliza con el boicot estadounidense al vodka ruso. Un boicot que ha llegado a Barcelona. Hace unos días, leíamos que la sala Luz de Gas se sumará a la protesta etílica y dejará de servir vodka ruso en sus barras. La comida y la bebida, como siempre, permeables a los vaivenes geopolíticos, a los conflictos… y a la tontería.  

'Rebrading' solidario

Aplaudo las buenas intenciones de los creadores de la ensaladilla Kiev. Celebro que la sala Luz de Gas apoye al pueblo ucraniano. No obstante, un empacho de buenas intenciones puede llevarnos a tomar decisiones absurdas y castigar sectores que no tienen ninguna culpa de nada.

Preguntémonos qué sentido tiene dejar de llamar ensaladilla rusa a un plato que no inventó ningún ruso, una de las tapas más icónicas de la gastronomía española. Por otra parte, la CNN explicaba esta semana que menos del 1% del vodka que se consume en Estados Unidos se produce en Rusia. Y muy probablemente el boicot repercutirá en muchas marcas que, aunque parezcan rusas, no se fabrican en ese país. 

Seguro que hay mejores formas de mostrar nuestra solidaridad. Solo pido que dejemos la comida y la bebida al margen de las injusticias o acabaremos llamando pan Lhasa al pan chino en apoyo al pueblo tibetano. Y entonces ya no podremos parar. 

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