Toma pan y moja

El pifostio del pasaporte

Solo Ibáñez podría captar en toda su grotesca dimensión algunos numeritos. Twitter se ha convertido en un tablón de denuncias de ciudadanos enfurecidos

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covid / Manu Mitru

Òscar Broc

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Solo el mejor Francisco Ibáñez podría captar en toda su grotesca dimensión el numerito que han montado algunos con lo del pasaporte covid. Twitter se ha convertido en un tablón de denuncias de ciudadanos muy enfurecidos porque en el bar X o el restaurante Z no les han pedido el QR o se lo han pedido mal o yo qué sé… Cualquier irregularidad vale para dar lecciones. Estas denuncias que tan bien van para colgarse medallas son muchas veces injustas y crueles con un sector que no puede permitirse el lujo de añadir la labor de gendarme o portero de discoteca a sus mil y un quehaceres. Por supuesto que en todos los sitios deberían pedirte el pasaporte, pero también pienso en camareros totalmente superados, cargando con bandejas rebosantes de tazas, con una jornada de 12 horas por delante, sueldo soviético y un estrés insoportable en la chepa.

Desde nuestra atalaya es muy fácil señalar y regañar. Es muy fácil ignorar que a muchos trabajadores de hostelería no les da la vida, y en muchos negocios pedir el pasaporte a todo el mundo supone demasiado lastre. Una encargada de sala de un restaurante muy concurrido me asegura que pide escrupulosamente el pasaporte a todos los comensales, y me pone los pelos de punta con las discusiones y amenazas que ha tenido que soportar estos días por parte de gente que no lo llevaba encima. 

Códigos QR y pataletas

Si la hostelería ya es dura en lo físico y lo anímico, imaginemos lo que supone aguantar a tanto cretino. El desgaste tiene que ser enorme. Lo único que hacen las pataletas de Twitter es criminalizar a un sector que no tiene ninguna culpa de la chapucera gestión del pasaporte covid. Los ánimos están exaltados y seguramente será un lamento al vacío, pero menos indignación y más empatía, por favor. 

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