Toma pan y moja

Café con nube

Si esto sigue así, para ser camarero o barista deberás poseer habilidades pictóricas, un máster en efectos especiales y un curso de manualidades

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Òscar Broc

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Esta semana, @soycamarero ha posteado en Twitter una noticia de 2019 que pone de manifiesto lo mucho que hemos complicado el sencillo acto de pedir y tomarte un cafelito: una ‘coffee shop’ (sic) asiática se ha inventado un café con una nube de algodón de azúcar suspendida sobre la taza. El calor hace que la nube se derrita y, ¡albricias!, llueva azúcar en tu ‘latte’. ..Toses en la última fila. Silencio. 

Si esto sigue así, en unos años, para ser camarero o barista no bastará con que hagas unos ‘flat whites’ cojonudos, también deberás poseer habilidades pictóricas, amén de un máster en efectos especiales y un curso completado de manualidades avanzadas auspiciado por el tipo de Art Attack y George Lucas. 

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A todo estos requisitos para poner cafés, habrá que añadir también en breve un doctorado en mnemotecnia, pues pedir un cortado en 2021 se ha convertido en una feroz competición por ver quién destroza antes los nervios del camarero, sepultándolo bajo una montaña de detalles, caprichos y manías a memorizar: largo o corto de café; con leche de vaca, no, mejor de avena; la leche templadita, ¿eh?; en vaso de cristal; en taza; con estevia servida en un cofrecito de nácar encontrado en la tumba de Amenofis III… 

Memorizar bocadillos

Extrapola esta lluvia de datos a una mesa de cuatro personas e intenta memorizar todas las quinielas individuales sin imaginar hongos nucleares, jinetes cadavéricos y otras escenas de violencia extrema. ¿Por qué somos tan puntillosos con el café? ¿Por qué no hacemos lo mismo con el bocata? “Sí mira, el de chopped me lo pones con lonchas de 2 mm de grosor, pan con semillas, aceite de arbequina, plato de gres… ¡y que no me toque la punta de la barra, crack!”. ¡Plas! En toda la cara. 

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