TOMA PAN Y MOJA

Demasiado viejo para el 'bubble tea'

Este mejunje dulzón es un WTF garantizado para los 'boomers'. Tu abuela te lo escupiría en la cara y te eliminaría de la herencia pero a los críos les gusta cosa mala

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Òscar Broc

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La acumulación de acné es de órdago. Estoy en una calle del norte del Raval y una multitud de adolescentes hiperexcitados se agolpa a un lado de la travesía, creando un coágulo de zapatillas Vans, jerséis Napapijri y estilismos clonados de Yung Beef y Bad Gyal. Las restricciones sanitarias no les han disuadido: podría caer napalm del cielo y seguirían allí, esperando su dosis. Carcomido por la curiosidad, sigo la cola con la mirada. El humo de un cigarrillo de 'farigola' enturbia mi campo de visión, pero finalmente detecto una tienda de… bubble tea. Sí, ese ruido es tu cerebro 'boomer' cortocircuitando. 

Creado en Taiwan en los 80 y conocido también como boba tea, este mejunje es un WTF garantizado para los que tenemos una edad. Se trata de un batido de colorines a base de té, fruta o leche, y en cuyo interior flotan unas bolas gelatinosas de tapioca que deben succionarse, no sin esfuerzo, a través de una pajita de gran diámetro. En boca es un mejunje dulzón con el añadido de unas pelotitas viscosas que se deslizan por tu lengua como si fueran globos oculares de bacalao. Tu abuela te lo escupiría en la cara y te eliminaría de la herencia, pero a los críos les gusta cosa mala. A mí me sabe sabe a jubilación anticipada.  

Moda ‘teen’

Lo confieso, cada vez que veo una tienda de bubble tea me siento como el fósil de un escupitajo de pterodáctilo. El té de burbujas es mi abismo generacional. Mi trap. Mi reggaeton. Tan solo cabe esperar que se trate de una simple moda 'teen' importada de Asia y no se convierta un hábito para las nuevas generaciones de españoles. El simple acto de imaginar a estos adolescentes pidiendo un bubble carajillo en el Pinotxo, dentro de 40 años, me produce escalofríos. 

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