Toma pan y moja

El experto en vinos

El vino atrae a los esnobs como el flautista de Hamelín a las ratas

vino

vino / periodico

Òscar Broc

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ahí lo tienes, con las orejas levantadas cual felino expectante. Preparado para abalanzarse sobre el pescuezo del sumiller e introducirte el codo en la boca al mismo tiempo, no sea que te dé por catar el vino y le robes sus tres minutos de fama. Al julai no hay morapio que se le resista. Es el experto en vinos. Una criatura repugnante que todos sufrimos en nuestro círculo de familiares o conocidos. Hace tres años, fue a un curso de cata organizado por la novia de su profesor de pilates, y el pobre diablo sigue tirando de los cuatro conceptos que malaprendió en aquella reunión. Barrica de roble por aquí. Frutos rojos, frutos secos y especias por allá. Matices morados. Ahora suelto lo del retrogusto y la aguja y me aplaudís con los pies. Etcétera.  

Da igual que el sumiller le haya calado a los tres segundos, el experto en vinos le hablará como si fueran colegas de profesión, volteará la copa con el caldo forzando el escafoides cosa mala, meterá la tocha hasta el fondo aunque no sepa distinguir un Vega Sicilia de una cuba de aguarrás y hará gárgaras con el caldo como si fuera Listerine.  

El método DS

El vino atrae a los esnobs como el flautista de Hamelín a las ratas. Es muy fácil ser un impostor en este terreno sin que se te vea el plumero, porque, admitámoslo, los que no tenemos ni repajolera idea de esto somos legión, un público dócil y crédulo al que cualquier impostor puede dársela con queso. 

Así pues, la próxima vez que se cruce en tu camino un experto en vino, no dudes en aplicarle el método DS: le metes un embudo en la boca y le vacías una garrafa de Don Simón gaznate abajo hasta que se le pase la tontería. Fin.