Toma pan y moja

Suplemento por cretinismo

Los extras en la cuenta basados en la estupidez de algunos clientes son una idea maravillosa, que se me antoja de urgente aplicación en España

El restaurante Tom's Diner, de Denver, cobra suplemento por preguntas estúpidas.

El restaurante Tom's Diner, de Denver, cobra suplemento por preguntas estúpidas. / periodico

Òscar Broc

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El restaurante Tom’s Diner (Denver) se ha hecho viral después de cobrarle a un cliente un suplemento patillero de 38 centavos. ¿La razón? Hacer “preguntas estúpidas” a los camareros, tal y como se indica claramente en el delirante tíquet. Al parecer, se trata de un “juego” del restaurante, que en su carta incluye desde hace tiempo un listado de memeces con penalización económica: si sueltas alguna, pillas. 

Me gusta. En lugar de inflar la cuenta con botellas de agua filtrada o cestas de pan a precio de pelotazo, como ocurre en algunos lugares de Barcelona, me decanto por la vía del restaurante estadounidense. Sí rotundo a la picaresca por la vía del choteo. Ya puestos, es mucho más agradecido que te saquen los cuartos con gracia y un puntito de mala leche que tomándote por tonto.

Bien mirado, y más allá de la guasa que destila la idea de Tom’s Diner, los suplementos basados en la estupidez de algunos clientes son una idea maravillosa, que se me antoja de urgente aplicación en España. Y sin coartada humorística, insisto, pues en estos lares, el nuevo gurmet cretino, algo así como el nuevo rico, se ha multiplicado exponencialmente con el ‘boom’ gastronómico. 

Cualquier camarero te dirá que las preguntas estúpidas son el menor de nuestros males, y que la mala educación y la arrogancia de clientes que se creen René Redzepi se están convirtiendo en algo alarmantemente habitual. En estos casos en los que el camarero juega en desventaja y no puede devolver el golpe por miedo a perder su trabajo, la aplicación de una multa simbólica me parece un recurso necesario. Y que el tíquet lo especifique sin medias tintas: le hemos aplicado un cargo extra de 40 céntimos por gilipollas