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5 buenos restaurantes para descubrir en mayo

Seleccionamos algunos de los establecimientos que han triunfado en el último mes

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On Barcelona

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No sufras. Si eres de los que les gusta comer y cenar fuera de casa pero nunca tiene claro dónde, Pau Arenós ha visitado estos cinco restaurantes y te los recomienda. Basta de discutir con los amigos sobre qué vais a cenar, a partir de ahora te seguirán a ti. 

1. Nonna Maria

A diferencia de otras pizzas totémicas que enlosan Barcelona, las de Nonna Maria no han fermentado durante tres días, ni llevan masa madre ni una mezcla alquímica de harinas, ni los bordes son regordetes y flexibles, ni están horneadas con leña a 450º grados. Solo son pizzas (pero muy buenas). Jérôme Quilbeuf es un cocinerazo, con currículo de general, así como su socia, Rie Yasui, que llevó la sala del desaparecido Sant Pau con un delicado equilibrio entre firmeza y simpatía. Leer más sobre Nonna Maria.


2. Pervers

La 'greixonera de peu de porc', pecado balear, es un plato que responde a las intenciones del restaurante Pervers, también taberna poética, aunque el único verso al que me referiré pertenece a Neruda: 'Cebolla / luminosa redoma'. Viciosa y corrompedora de dietas, la extremidad porcina resulta esponjosa gracias a los huevos. Una comida categórica que podría destruir la nueva raza de comensales ortoréxicos, los obsesionados con lo saludable. Leer más sobre Pervers.


3. Oníric

He vuelto al local que ocupó el primer Alkimia, que ahora se llama Oníric y es el sueño de Miquel Centelles, que fue empleado de Jordi Vilà en Vivanda y en Saltimbocca/Dopo, aquel italiano que se fundió como la mozzarella. Oníric es una taberna, palabra que junto a bodega ha regresado a nuestro vocabulario limpia de telarañas y termitas. Pequeño formato que busca la bulla y la desenvoltura, tiene en Barcelona algunos representantes de última hora, con propietarios sin canas: Pervers, Berbena, L’Artesana, Teòric, Last Monkey... El que está más cerca de la estirpe rota de los bistronómics es Cruix. Leer más sobre Oníric.


4. Cinc Sentits

Cada sala requiere de un cliente, y de una actitud. La del restaurante Cinc Sentits, en una nueva dirección –y ambición–, habla de sosiego y de pasos amortiguados. Me disuaden aquellos espacios con el festivo ambiente de los tanatorios y los de desenfrenado bullicio, en los que para hablar tienes que morder orejas. Me sumergí en el relax de Cinc Sentits y reivindiqué el derecho al silencio. Mesas espaciosas y discretas, solo nueve (más un reservado y la mesa del chef), alrededor de un 'celobert' cubierto, que evita que los clientes se vean y chismorreen. Ya la recepción fue sorprendente: reencontré a Roser, la madre de Jordi Artal, el chef, que se ocupó de la chaqueta. Leer más sobre Cinc Sentits.


5. Carballeira

Después de sentarse y apoyar en la pared el bastón con mango de plata, Leopoldo Pomés abre una carterita y descubre una pequeña cámara Sony y un estuche con dos bolígrafos. Durante la comida en Carballeira, restaurante del que es copropietario y que festeja los 75 años, la Sony y los instrumentos de escritura seguirán en el mismo lugar, al alcance de la mano derecha, y solo al final disparará alguna foto. Leer más sobre Carballeira.