GAS A FONDO EN BARCELONA
Nandu Jubany acelera para abrir el restaurante Somni
Tuvo claro el nombre al volver del Dakar y también que servirá una "cocina directa y desnuda"
Pau Arenós
Coordinador del canal Cata Mayor
Periodista y escritor, con 17 libros publicados, entre ellos, novelas y cuentos, y media docena de premios, como el Nacional de Gastronomía. Ha estado al cargo de las revistas 'Dominical' y 'On Barcelona' y ha dirigido series de vídeorecetas y 'vídeopodcast'. Entre las últimas publicaciones, 'Nadar con atunes y otras aventuras gastronómicas que no siempre salen bien' y el recetario 'Cocina en casa'.
Pau Aenós
Después de sobrevivir al Dakar, Nandu Jubany afronta una operación de menor riesgo físico (aunque no económico) y a la que está más acostumbrado: poner en marcha otro restaurante en Barcelona, el número 13 (o 12 + 1 en la jerga motorística) de su carrera. Lo llamará Somni y, si San Paleta cumple, estará a punto para mayo.
Nandu, el soñador: “Cuando acabé el Dakar hice un vídeo en el que hablaba de sueños. De sueños que acaban pasando. ¡Si los persigues, a veces se cumplen! En el aeropuerto, mis hijos me recibieron con pancartas: ‘El cazador de sueños”. El cazador de sueños. El cazador de restaurantes. Que nadie bostece o se duerma, que alucinen los clientes. “Esto va de sueños, de grandes sueños”.
Vecino de Petit ComitèPetit Comitè, bajo control de Nandu, Somni será el octavo establecimiento del pasaje de la Concepció donde comer o beber, lo que da al pequeño tramo categoría gastro. Dos mundos: el restaurante arriba y, abajo, un espacio que alternará servicio de banquetes con coctelería. Entregarse a las copichuelas antes o después de llenar el estómago acabará siendo un hábito en la ciudad: los diseñadores han dejado paso a los barmans. Perdón: a los ‘bartenders’.
Nandu cambia de marcha: “Cocina directa, desnuda. Ingredientes a la brasa, plancha, hervidos, a la sal, crudos, salteados…”. Limpieza, claridad, brutalidad, “la menor manipulación posible”. El producto con el mínimo maquillaje, aliños que acompañen y no disimulen.
Grandes capturas o legumbres cotidianas, langosta frita y “mongetes’ acabadas de salir de la olla con aceite”, alcachofas y tostada con trufa, huevos y angulas. “De 30 o 40 euros a lo que quiera gastar el cliente. Si pide langosta real, habrá langosta real”. Al frente, un hombre de confianza y con maletas, que estuvo en los restaurantes de Andorra y Singapur: Maties Coll. Maties Coll.
Diseñado por el estudio La Granja (buen nombre para proyectos gastro), ha comprado una Bonnet Maestro (“siempre la quise tener”), una cocina con que la que ganar las carreras futuras. Nandu, acelerado, da gas a fondo.
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