CREPS Y OSTRAS

"Allons enfants de la patrie..."

No hace falta ser francés para celebrar el 14 de julio. Barcelona tiene unos cuantos rincones donde es fácil soltar un 'Oh là là!'

Au Port de la Lune se mantiene como uno de los rincones más genuinamente franceses de Barcelona.

Au Port de la Lune se mantiene como uno de los rincones más genuinamente franceses de Barcelona.

DAVID TORRAS

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No se trata de ponerse a cantar "allons enfants de la patrie, le jour de gloire est arrivé!", ni de recrear la toma de la Bastilla en la plaça de Sant Jaume y asaltar el ayuntamiento o la Generalitat, o las dos a la vez (a muchos ganas no les faltan), pero el 14 de julio es una buena excusa para evocar a esos vecinos que, tal vez si no llega a ser por el 'Timbaler del Bruch', que según la leyenda era de Santpedor (igual fue antepasado de Guardiola), se hubieran quedado por aquí.

Quizá aquel tambor les hizo salir por piernas pero, en el fondo, siempre han estado muy cerca, con ese aire colonialista que en la cocina siempre deja buen sabor. Y nada mejor que la fiesta nacional de Francia para dedicarles un pequeño homenaje. Hay mucho donde elegir, pero aquí van una pocas recomendaciones.

CREPERIE BRETONNE

La más antigua de la ciudad. Su nombre obedece al origen de esta especialidad, la Bretaña, donde las creps se suelen acompañar con sidra. Muchos barceloneses las probaron por primera vez  (las dulces pero, sobre todo, las salados) en este pequeño local que ha sobrevivido a todo (Balmes, 274).

La aventura empezó en 1969, cuando no había una solo crep en la ciudad, y ahí están como testimonios las viejas fotografías y los recortes en las paredes, con ese aire antiguo que le dan un encanto especial frente a los muchos otros locales que han aparecido.

Entre los que también merecen la pena destaca Les Tres Pommes (Aragó, 150), otro de los veteranos (20 años), y que tiene una amplia oferta de galletes, que no son lo mismo que las creps aunque lo parezcan (la diferencia es la harina, de trigo o de sarraceno). Si hay un día en que a Francia le salen las creps por las orejas no es el 14 de julio sino el 2 de febrero, La Chandeleur, una fiesta religiosa en la que se comen en familia y con amigos.

AU PORT DE LA LUNE

Un pequeño rincón de Francia en el centro de Barcelona. Un imprescindible que superó el difícil trance de una mudanza obligada. Pasó de la Boquería a la calle más francesa de la ciudad (aunque por desgracia en los últimos tiempos unos cuantos locales han echado el cierre) y, con cuatro años a cuestas en su nueva casa (Pau Claris, 103) mantiene una clientela fiel de la mano de Guy Monrepos.

Tiene muy buenos menús  (Formule le llaman, que por algo son franceses) y una amplia carta que seduciría al personaje cuya fotografía da la bienvenida al entrar: Serge Gainsbourg. "Je t'aime...moi non plus".

GOUTHIER

Hace 20 años empezaron a distribuir ostras ("introdujimos la cultura francesa en Barcelona cuando solo había gallega", dice la propietaria Silvia Perpiñá) y lo siguen haciendo, pero desde hace 10 también las sirven en una encantadora plaza de Sarrià (Mañé i Flaquer, 8). De todas clases. Doce variedades en plena temporada (la mayoría francesas, evidentemente, incluidas las de su explotación en la cuenca de Marennes-Oléron) que pueden degustarse a gusto de cada uno o con una cata vertical (en un coral de diseño) maridada con vino. «Pero se pueden tomar con cerveza», comenta.

Y no solo de ostras vive Gouthier. Y menos desde que ha ampliado el local y la carta, con platos y platillos más elaborados. Una buena manera de acabar la fiesta (la personal, no la de Francia, que también) es con un postre que no debe ser 'nouvelle cuisine', pero que seguro que te deja nuevo: ostra al mojito.