LOS RESTAURANTES DE PAU ARENÓS

Rocambolesc: Liceu bajo cero

Ale Rivas, con el polo Rocanas, y Jordi Roca en Rocambolesc del Liceu. Foto: Elisenda Pons

Ale Rivas, con el polo Rocanas, y Jordi Roca en Rocambolesc del Liceu. Foto: Elisenda Pons

Pau Arenós

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El complejo gastro, cultural y solidario del Liceu abre la boca: ha comenzado a funcionar la heladería Rocambolesc, donde mandan y postrean Ale Rivas y Jordi Roca, y de inmediato, si los industriales cumplen, se estrenará el multiespacio Òpera Samfaina, que ha diseñado el artista Franc Aleu, impulsa Tast Barcelona, supervisa Annette Abstoss y al que los hermanos Roca han dado el OK.

La vermutería, en la planta de la calle, ya da la lata.

Òpera Samfaina es un lugar loconacido del sombrero de Aleu –que incluye un mini 'El Somni', la ópera gastroroquiana– donde se comerá, se comprará y se culturizará al personal.

Desde Roma, Aleu cuenta al teléfono: “Lo que se venderá y se servirá gira en torno a la historia de Catalunya, una versión protagonizada por Jordi y Ale, que irán descubriendo la gastronomía y la cultura”. En esta leyenda urbana cuentan que Ale y Jordi ¡son los fundadores de Barcelona! ¿Querías épica, Wagner?

En uno de los murales, la pareja está representada en combate con el dragón “antes de descubrir los embutidos”. Por favor, retiren la ratafía al ideólogo.

Mientras todo está a punto de suceder, Ale despacha en Rocambolesc sorbetes de aúpa, una deriva asequible de los postres que Jordi ha creado para El Celler de Can Roca: el célebre, y tierno, Làctic o el Gran Bombón, aquí en formato terrina, para enloquecer con el chocolate. 

Entusiasmada con la ubicación, y en el horizonte otro Rocambolesc barcelonés en unos grandes almacenes, Ale anuncia un helado bien plantado: el Velencoco. “Es un polo dedicado a Andrés Velencoso, de leche merengada y coco”. Un Velencoso de cuerpo entero para chupar. Se augura éxito, y chistes. ¿Por qué él? La familia del modelo y actor administra un restaurante en Tossa, Casa Andrés, donde rueda un carrito con los productos de Ale y Jordi.

Cada ciudad, cada Rocambolesc tiene su icono bajo cero y clavado en un palito: el de Madrid, un oso con sabor a madroño; Girona, el Cul de la Lleona, de manzana y bergamota; Barcelona, el Dedo de Colón, chocolate, aceite y sal. Velencoso completa el panteón pop, en el que están la máscara Darth Vader (sorbete de arándanos y vainilla) y la mano postiza de Jaime Lannister (naranja sanguina y mango).

Tenores y sopranos, antes de entrar en los camerinos, deléitense con algo frío para sacudir la voz.