al otro lado de los pirineos

Barcelona, 'oh là là'!

Varios establecimientos de la ciudad recuperan el gusto por la gastronomía francesa en todas sus variantes

La terraza interior de Café Emma.

La terraza interior de Café Emma.

FERRAN IMEDIO / BARCELONA

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De un tiempo a esta parte, Barcelona está abriendo sus miras gastronómicas a otros países. A Latinoamérica y a Asia especialmente, pero también al norte, a Francia, tras años dándole la espalda a su cocina. Romain Fornell, la punta de lanza de la gastronomía francesa en Barcelona (una estrella Michelin por Caelis, cuya carta, eso sí, es más internacional), acaba de celebrar cinco años del bistró Café Emma, buena excusa para proponer cinco maneras de disfrutar de Francia en Barcelona a través del paladar.

CAFÉ EMMA

Un bistró como los de París

Fornell y Michel Sarran (dos estrellas por su restaurante homónimo en Toulouse) le han dado una vuelta de tuerca a Café Emma (Pau Claris, 142) con la nueva carta, «simpática y asequible», que incorpora platos como huevo a la 'lyonnaise' con setas en 'cocotte', 'onglet' con chalota, quesos afinados, 'éclair au chocolat'... Como todo bistró que se precie, sirven desayunos con bollería y bocadillos, huevos 'poché benedictine' y 'omelettes' al gusto, además de zumos naturales y fruta. «Había un vacío de cocina popular francesa en Barcelona. Por eso Café Emma funcionó desde el primer día, por eso he renovado la carta con platos que quizás al principio costarían más de vender y por eso me atreví luego con Épicerie [Pau Claris, 145], donde hacemos dulces, y Café Turó [Tenor Viñas, 1], que recuerda el típico café parisino. La gente se ha ido acostumbrando al estilo francés», explica. Cual pequeño Napoleón, Fornell ahora expandirá su imperio con un bar de ostras en La Boqueria antes de Semana Santa.

L'ÀNIMA DEL VI

Un bar donde comprar y tomar vinos naturales

En París, ciudad natal de Benoît Vale, hay cientos de locales como el que regenta en BarcelonaL'Ànima del Vi (Vigatans, 8). Bares donde tomar una copa, o compartir una botella, y acompañarla con quesos, embutidos o algún plato sencillo, y comprarla con un descuento, en su caso de 7 euros, para que la gente se anime a probar cosas más caras. Vale y su compañera, la catalana Núria Rodríguez Maymó, solo sirven y venden vinos naturales, que ahora se están haciendo hueco en España (fueron de los primeros en traerlos aquí) pero que en Francia comenzó a principios de los 80. L'Ànima del Vi ofrece entre 250 y 300 referencias (el 80% de su país), todas compradas directamente al viticultor.

LE PETIT GOURMET

Una pastelería de inspiración gascona

Los responsables de Le Petit Gourmet (Travessera de Gràcia, 126) se autodefinen como «pastelería de inspiración gascona» que elabora 'baguettes' con masa madre, cruasanes con mantequilla AOP importada de Poitou Charentes, tartas, 'choux', 'éclairs' y 'canelés', y platos combinados caseros y gurmet para llevar. También vende productos típicos de la gastronomía del sudoeste de Francia, muchos de ellos delicatessen, al estilo de una «épicerie fine»: foie, confit y magret de pato, patés, quesos, mermeladas, vinos de Burdeos...

FROMAGERIE CAN LUC

Una quesería con 250 referencias

Poco más de un año lleva esta quesería de Gràcia (Berga, 4) al estilo de cualquier 'fromagerie' con la que uno pueda toparse en cualquier ciudad francesa. Si en España se suelen vender los quesos con los embutidos, allí (y en Can Luc) se les trata como producto único. En el local que regenta Luc Talbordet hay 250 referencias, la mitad de ellas francesas, todas ellas con recetas relacionadas. También venden productos con los que acompañarlos (tostadas, mermeladas, especias, sales, pimientas, encurtidos, vinos...) y organizan catas.

CHEZ VOUZ BCN

Un colmado con los productos de allí

La excepción a la regla de que los negocios gastronómicos afrancesados están en manos de franceses se cumple con Alfonso Pérez Martín, que dirige la 'épicerie' Chez Vous BCN (Girona, 98). Allí se encuentra lo que no se encuentra en el resto de la ciudad: 'foies', patés, mantequillas, pastas, embutidos como jamón de París, quesos, vinos, licores, refrescos... «No es solo una tienda, sino un espacio de intercambio. Enseñamos trucos de cocina, ahondamos en el producto, creamos puentes de diálogo, escarbamos en la cultura», explica Pérez, que había vivido entre París y Ginebra y que cocina y sirve platos como chucrut, cuscús, 'raclette'...