Conde del asalto

Votante alondra, colibrí y búho, por Miqui Otero

¿Sabes qué tipo de votante eres? Los hay alondra, colibrí, búho, los Votantes Vermú. El After Exterminador... Descúbrelo aquí

barcelona/WhatsApp Image 2023-05-23 at 17.39.49 (1).jpeg

barcelona/WhatsApp Image 2023-05-23 at 17.39.49 (1).jpeg

Miqui Otero

Miqui Otero

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Dentro de la caja, los votos, como las personas, valen lo mismo. Sin embargo, cada uno vota y vive de una manera distinta.

El Votante Alondra es el que se despierta dos horas antes de que abran las urnas. Anoche ya metió la papeleta de su partido en el sobre electoral, humedeció con un pincel el pegamento y selló el cierre con la plancha (aprovechó para darle una pasadita a calzoncillos o bragas). Este tipo de votante madrugador es el mismo que prepara la ropa del día siguiente la noche previa y la maleta del viaje con dos semanas de antelación. 

Su papel, y su cronotipo, es altamente necesario, porque son los que colorearán la subida de persiana en los colegios. Pensarán, eso sí, que son los primeros en participar de la fiesta de la democracia, aunque quizás coincidan con algunos veintañeros con gafas de sol y mandíbula de Olivetti. Eufóricos, cansados y parlanchines como políticos en campaña. Son los Votantes El After Exterminador, los pioneros de la farra demoscópica, porque ellos la empezaron ayer y en algún chupito se prometieron: 1) montar un bar juntos, 2) amistad eterna y 3) ir a votar a primera hora antes de irse a dormir la mona

Apoderados frenéticos

Unos y otros cogerán a los apoderados (ese nombre tan taurino) de los partidos aún situándose, lo cual siempre es bueno. Sin embargo, los que asistan a media mañana ya los descubrirán absolutamente frenéticos después del segundo café: a esa hora es cuando más intentan intervenir y preguntarte si eres capaz de encontrar la papeleta de tu partido (algo tan gracioso como cuando en un Starbucks ponen en tu vaso tu propio nombre, como si fuera una cantimplora infantil, para que no la pierdas). 

A esa hora llega El Votante Colibrí, la gran mayoría. Gente no dada a los excesos que vota a la hora a la que lo hacen los candidatos. Muy seguramente tendrán que hacer cola, pero Barcelona es una ciudad habituada a ellas. Ese mismo votante es el que al cabo de un rato la hará gustosamente para comprar una barra de pan en el Turris o para coger una mesa en cualquier plaza de Gràcia.

Los que ‘hacen el vermú’

Mientras ellos compran lionesas dominicales en el Fornet, unos cuantos individuos de entre 30 y 45 años estarán en las mesas 'haciendo el vermú'. Hacer el vermú no es tomarlo. Sus vermuts (sustitutos de salir de fiesta) duran tanto que uno sospecha que ese hacer el vermú implica verdaderamente pisar uvas, hervir vino, añadir licor y guardarlo atentamente unos 35 días, los mismos que parecen durar estos encuentros. Los Votantes Vermú discutirán acaloradamente de política y prometerán votar justo al despedirse (algunos mirarán el reloj pasadas las ocho y será ya tarde).

Los Votantes Siesta son los mismos que en una Operación Retorno de Fin de Semana tienen una idea brillante: volver a la hora en que los otros duermen después de comer. Empacan el coche con el codillo en el gaznate y el último vinate en el cielo de la boca, para descubrir que, lamentablemente, cualquier idea brillante, sea la invención de la bombilla o la telefonía, siempre se la ha ocurrido a otro simultáneamente. Atasco.

En cambio, los Votantes Carrusel, los que se animan a media tarde para evitar el sonido del domingo (trompeteo de goles en el transistor), llegarán ya con un 'look' chandalero, que quizás ya llevaban por la mañana o que quizás se dejen para dormir. Aún quedan los Votantes Búho, indecisos que aparecerán a última hora, con la sensación de que su voto, por ser el último, decide verdaderamente las elecciones. Quizás sean los más felices.

Suscríbete para seguir leyendo