Ligar en pareja

Nos colamos en una fiesta 'swinger' en Barcelona

El grupo 'open-minded' Amiguetes es el primero en celebrar eventos 'swinger' multitudinarios en bares de hotel. «Han atraído a personas de EEUU a Dubái», asegura el organizador

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A1-173989855.jpg / ÀNGEL GARCÍA

Abel Cobos

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Domingo noche. El reloj toca las 12 cuando un centenar de personas se reúnen bajo la cúpula de cristal del Skyfall (Gran via de l’Hospitalet, 144). Van vestidos de gala: camisas, americanas, vestidos, tacones, y un largo etcétera con el que parecen salidos del Mobile World Congress, directos al ‘afterparty’. 

La noche empieza con total normalidad: cócteles, techno y el murmullo de las conversaciones, que sirven de hilo musical. Pero a medida que los minutos pasan y las copas van rodando, notas que hay personas con menos ropa. Una americana sobre el sofá, un escote desabotonado, incluso algún liguero a la vista. De golpe, te fijas en una de las esquinas del bar, y una pareja se está besando con otra pareja, los cuatro juntos. ¿Alarde romántico poliamoroso o un sueño húmedo de Juan Carlos I? 

Es una de las fiestas ‘open-minded’ que celebra el grupo Amiguetes, un club social privado cuyo objetivo es “socializar entre personas con la misma filosofía”, según detalla Bruno, creador del grupo liberal. Para aquellos que no sepan nada de las comunidades ‘swinger’, por supuesto, en este evento hay sexo, pero no todo orbita a su alrededor. “Somos personas que compartimos una misma filosofía y valores, más allá de estas prácticas”, explica Mireia, pareja de Bruno. “También vienes a ver a tus amigos, o a pasar un rato con personas afines”, detalla. 

El evento en el Skyfall, que acaba de celebrar su segunda edición, es único en su especie: “Ha atraído a personas desde Estados Unidos hasta Dubái”, asegura el organizador. ¿El toque distintivo? Se celebran en un hotel y no en un club ‘swinger’, lo habitual en este tipo de fiestas. Aquí, contrariamente a lo que pasaría en un club con cabinas, sofás, camas y ‘gloryholes’, el sexo está prohibido en los espacios comunes, con lo que el aspecto social se potencia, y también facilita que los novatos se sientan más cómodos a la hora de introducirse en este mundillo. “Alguna vez hemos hecho de profesores, sí”, se ríen Hugo y María, pareja socia de Amiguetes y veteranos en las relaciones liberales, que han ayudado a más de una pareja ‘swinger’ inexperta adoptándolos como ‘padawans’ por una noche.

Reciprocidad y consentimiento

Para un recién llegado a la comunidad, la estampa es curiosa. En un mismo espacio conviven grupos de amigos charlando, parejas dándose el lote como adolescentes, y grupos de personas tirándose la caña sutilmente. “Hay muchas formas de pasar el rato. Y también hay mucho prejuicio. Creen que hacemos algo guarro y no es verdad, aquí vienes a pasar el rato con colegas… y lo que surja”, ríe María. 

En un rincón, un soltero se acerca a hablar con una pareja, y esta le hace que no con la mano y se aleja como si nada. “Aquí es más respetuoso, hay más reciprocidad y consentimiento, en las discotecas te sientes más violentada”, añade una asistente. Según Bruno, esto se debe tanto a la política de tolerancia cero contra cualquier tipo de agresión como por el carácter selectivo del club: “solo se accede por recomendación o tras una entrevista privada, y si la persona no encaja, se la acompaña a irse”, concluye. 

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María, caminando por los pasillos del hotel, en dirección a la zona habilitada para que los asistentes al evento puedan tener relaciones sexuales. / ÀNGEL GARCÍA

Añade, también, que el carácter de sus fiestas es siempre inclusivo. “Hay eventos en los que las solteras pueden entrar, mientras que los solteros tienen vetada la entrada”, pero para Bruno y Mireia es importante dar las mismas oportunidades a todos, sin entrar en discriminaciones basadas en los estereotipos de género, rompiendo con un estigma que incluso pervive dentro de la comunidad ‘swinger’: “se asume que las mujeres liberales o somos bisexuales o que nos gusta todo, y por eso siempre tenemos acceso prioritario”, se lamenta María.

Gracias a esta filosofía, en apenas un par años han logrado superar los 200 miembros, convirtiéndose en una de las comunidades ‘swinger’ más relevantes de Barcelona y España. “Hay muchas otras comunidades, con sus propios grupos en WhatsApp y en otras redes”, cuentan los organizadores. Pero también están las parejas que prefieren no afiliarse a ninguna red e ir directas a los clubes. ¿Algunos ‘hot spot’ liberales en la ciudad? Uhomo (Puig i Xoriguer, 10), Training Pedralbes (Dr. Joaquín Albarrán, 16) y Oops (Anglí, 69) te asegurarán una noche que solo podrás contar acompañada del ‘emoji’ del fueguito.

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