Toma pan y moja

Paella de doble rasero, por Òscar Broc

Los hermanos Franco vieron que los arroces clásicos no triunfaban en Florida y los adaptaron al paladar americano

La paella cheeseburger de Don Enrique

La paella cheeseburger de Don Enrique / Instagram

Òscar Broc

Òscar Broc

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Dos hermanos españoles se han hecho virales gracias al éxito de sus, ejem, paellas. Los Franco tienen un restaurante en Miami, una ciudad que se ha rendido a sus arroces, gracias a una treta surrealista. Resulta que las paellas clásicas no funcionaban entre el público de Florida, de modo que los hermanos decidieron adaptar el plato al paladar americano, y se sacaron de la manga inventos como la paella de cheeseburger o de alitas de pollo, por destacar sus monstruos de Frankenstein más llamativos. Pues las paellas burger son un maldito éxito, y los precios no son precisamente bajos.  

Cuando Jamie Oliver le echó chorizo a una paella, gastrónomos, foodies, opinólogos, todo quisqui vio la oportunidad de colgarse la medalla de la dignidad paellera, vomitando un alud colosal de bilis y arrogancia. ¿Qué se habrá creído este inglés? Un cocinero reconocido internacionalmente, amenazado de muerte en las redes por echarle chorizo a una paella. Drama de los gordos. Manojos de pelo arrancados. Nada nuevo en el horizonte.  

¿Con chorizo o burger?

Pero algo me llama la atención mientras repaso los titulares que hablan del invento de los Franco. Con la paella cheeseburger –a mi juicio, mil veces más cuestionable que la choricera– hemos sido infinitamente más benévolos. “Dos hermanos españoles triunfan en Miami”, “La paella que ha revolucionado Miami”, “Los hermanos Franco se hacen de oro vendiendo paellas en Miami”, bla, bla, bla. A un reconocido chef británico no le perdonamos que le ponga embutido al arroz, pero a dos empresarios españoles les damos palmaditas en la espalda por echar una burger con cheddar a una paella, al fin y al cabo son compatriotas que triunfan al otro lado del charco. Cosas del arroz con cosas. 

Suscríbete para seguir leyendo