Conde del asalto

Queridos padres magos, por Miqui Otero

No habéis comprado los juguetes, pero el día 6 se espera que los traigáis a la vida. ¿No tenéis un cargamento de pilas? Consejos básicos para padres primerizos

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regalos / Parents presenting gift to their daughter sitting beside a Christmas tree. Little girl looks happy holding her Christmas gift.

Miqui Otero

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Queridos padres primerizos: no habéis tenido que hacer nada para que esto suceda. Los Reyes Magos se han encargado de encontrar esa moto aerodinámica de Vera, ese castillo de Super Zings o ese disfraz de Bluey. Vuestra única obligación antes era dejarles unos polvorones y unos whiskitos a Sus Majestades en el alféizar de vuestras ventanas. Así que, al menos, ya que os lo han dado todo hecho, tenéis que estar a la altura el día 6, la jornada que el Señor (y la Conselleria d’Ensenyament) marcó como festiva para que los niños jueguen con ellos.

La primera norma tiene que ver, precisamente, con ese whisky que dejasteis. Quizás el día 5 por la noche visteis la luz al final del túnel navideño y decidisteis, por qué no, echaros al coleto vosotros mismos un par de espirituosos. Craso error: no se puede afrontar un día de Reyes con resaca, porque se espera de vosotros que seáis una mezcla superheroica de ingeniero, deportista y adulto que no ha olvidado que fue niño. Y porque, de un tiempo a esta parte, los juguetes hacen mucho ruido y hoy sonarán todos a la vez.

Reservas de pilas

El pulso firme es el primer requisito, ya que probablemente tengáis que manipular piezas de Lego, cremalleras de disfraces y puzzles de más de 150 piezas (con demasiado cielo azul). Pensad que hoy es festivo, así que un buen día de Reyes arranca con la previsión de los días previos. Tened a mano destornilladores, porque hoy no abre Servei Estació y porque, de otro modo, tendréis que enfrentaros a los maléficos tornillitos de las tapas de la batería y a las bridas de plástico de adamántium con los cuchillos de la cocina. 

Precisamente en las pilas está la otra pista. No habéis tenido que comprar todos estos juguetes, pero se espera de vosotros que los traigáis a la vida. Los Reyes Magos, con un afán didáctico, no lo dan todo hecho: se espera de los progenitores que al menos compren las pilas. No os liéis agenciandoos Doble A o de pastilla. Comprad de todos los tamaños, como si se fuera a caer la corriente de todo el planeta y tuvierais que sobrevivir de la magia de Duracell durante un mes. 

Recordad que hoy está todo cerrado, así que vuestros únicos aliados son los colmados paquistanís (los bazares chinos suelen cerrar) y ellos se quedan el día 6 sin pilas, como se quedaron sin levadura en pandemia. 

Retos exigentes

No nos engañemos: somos una generación que se tomó demasiado en serio la advertencia de no meter los dedos en el enchufe cuando éramos niños. Así que ahora no sabemos ni enroscar una bombilla y podríamos acabar en Urgencias de Sant Pau solo por manejar una llave Allen. Este día, sin embargo, depara retos mucho más exigentes que el montaje de un mueble de Ikea y las instrucciones de los juguetes (muchas de ellas en lenguas orientales, quizás por ser de donde vienen los Reyes) no ayudarán. Tenéis que dirigiros con la paciencia de un filósofo estoico (recordad: «Todo en la vida o es insoportable o se puede soportar» y «El destino se manifiesta a través de nosotros: somos su instrumento», su destornillador, en este caso). 

Y no dejéis que se acumule todo ese cartón y papel como en el vertedero de Sao Paulo. Mi consejo es que cada hora y media, vayáis visitando los contenedores y que reservéis la última bajada, cuando el sol decline y los niños ya cansados jueguen solos, para tomaros el merecido quinto, ese último sorbo dorado, más mágico que los Reyes y más brillante que su estrella.

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