turismo histórico
Viaja al pasado sin DeLorean: ruta retro por Barcelona
Hay bares en los que actúan los Beatles, donde los posados playeros de Ana Obregón van a misa e incluso puedes decir ‘efectiviwonder’ sin que te llamen ‘boomer’. Esta es una ruta a lo Marty McFly
Abel Cobos
Periodista
Si no fuera por los 'smartphones', pensarías que el DeLorean te ha dejado en el siglo pasado. Te sientes como Carmen Machi en su última película: desubicadísima perdida en el tiempo. Es la ruta de los edificios estancados en el pasado, aquellos que tras sus puertas ocultan locales que mantienen la esencia de cuando fueron fundados. Aquí, los Beatles siguen juntos, Barcelona está en plena celebración de las Olimpiadas y decir 'efectiviwonder' no va acompañado de 'Ok bommer'.
La ruta empieza en la primera década del siglo pasado, en 1908, cuando se funda Bar Electricitat (Sant Carles, 15), una de las bodegas más antiguas de la Barceloneta, cuyo plato estrella, la ensaladilla, genera colas de vecinos que cada fin de semana quieren acompañarla de un buen vermut.
Siguiente parada del DeLorean: 1912. Mientras que el Titanic zarpa hacia Nueva York, la familia Pujadas abre La Confiteria (Sant Pau, 128), una pastelería en el Raval cuyos mostradores de madera han mantenido a flote todos los negocios que han pasado por aquí en sus 110 años de historia. Ahora, y desde 2014, es una coctelería, cuyos propietarios restauraron los acabados de madera para mantenerla lo más fiel posible al negocio original.
Avanzamos siete años en el reloj, al 1919, cuando nace el Ritz de Barcelona. Un siglo después, reconvertido en Hotel Palace (Gran Via, 668), mantiene su fachada prácticamente inalterada, con una atmósfera que fácilmente te transporta a los felices años 20, al más puro estilo 'El Gran Gatsby'. Y para disfrutar del hotel no hace falta reservarse una habitación: pásate por su solicitadísimo ciclo navideño de Rooftop Cinema, películas al aire libre con medidas 'ecofriendly' para esquivar el frío: mantas, bolsas de calor y chocolate caliente. Hasta Greta Thunberg se apuntaría.
Arranca las páginas del calendario hasta 1930. Es hora de la inauguración de uno de los mayores complejos modernistas del mundo, Sant Pau (Sant Antoni Maria Claret, 167). Además, en Navidades, decorado con su espectacular colección de luces, es la época perfecta para conocerlo.
¿Que estás de exámenes? No es excusa para quedarse en casa. Y no, no te tomes esto como una señal para dejarlo todo y salir fiesta, o el único viaje que harás en el tiempo será a lo 'El día de la marmota' cuando repitas curso. Pásate por la Casa Convalescència (Sant Antoni Maria Claret, 171) y estudia en la biblioteca del recinto modernista. ¿Y cuando apruebes los exámenes? Ve a tomarte algo a Boadas (Tallers, 1). Nacida en Tallers, 1, es la coctelería más antigua de la ciudad.
Mueve el reloj 30 años y dale la bienvenida a los 60 y los 70 en La Garrafa dels Beatles (Joan Güell, 150) y Flash Flash (Granada del Penedès, 25), dos joyas ancladas en el tiempo. El primero, un 'pub' con 'shows' en directo donde la música de los Beatles da más alegrías que Rajoy y sus columnas deportivas. Y el segundo, icónica tortillería que homenajea al arte pop con las imágenes en blanco y negro de Leopoldo Pomés que decoran sus luminosas paredes.
Y para flipar en colores, hora de avanzar una década. Como si fueran Bernie en 'Este muerto está muy vivo', los 80 y 90 siguen vivos gracias a decenas de bares que no olvidan su legado cultural. Por ejemplo, Polaroid Bar (Còdols, 29), coctelería decorada con 'merchandising' de las películas más icónicas de esos años, y que, entre otros planes, tiene cinefórums gratuitos que proyectan clásicos. O Trikini (Pujades, 226), especializado en bikinis y martinis, y con una decoración que es toda una oda a la cultura trash y pop ochentera y noventera donde los posados playeros de Ana Obregón van a misa. Forever&Young (Aribau, 153) es un bar musical consagrado a los éxitos de la década. Manchester Bar (Milans, 5), la meca del rock alternativo británico de finales del siglo pasado. Y Olimpic Bareto (Joaquín Costa, 25), homenaje a la Barcelona eufórica por acoger las Olimpiadas. Todo listo para vivir una historia a lo Marty McFly.
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