Regalos que no se le ocurrirían a Papá Noel

En esta Navidad con restricciones, seamos generosos. Desenvolvamos las fiestas más raras de nuestras vidas regalándonos algunas alegrías y riéndonos de nosotros mismos, que falta nos hace. Frota, frota con el gel antes de abrir tu paquete: aquí hay regalos para toda la familia. Eso sí, tal vez se dé algún revelador gazapo en el reparto de obsequios.

Para el suegro cenizo

Las frikadas atacan al jefe

A priori, el fantástico despliegue de tiendas temáticas dedicadas al ocio friki que ha invadido desde hace cosa de dos años las Galeries Maldà (Portaferrissa, 22) debería alegrarle las vacaciones a los chavales de la familia. Pero si planteamos un sorpresivo juego de permutas, se nos antoja glorioso buscar allí un regalo que logre sorprender y hacer sonreír al señor hosco de la familia. ¿No quedaría monísimo con una bufanda de Gryffindor como las que venden en el mágico Carreró Maldà? Ya no te digo si le añadimos una varita de Harry Potter o una túnica como la de Hermione Granger.

Perdiéndonos por los pasillos de Maldà encontraremos también Kutuleras, templo que rinde tributo a la bestia de H.P. Lovecraft y a la más oscura ironía. De allí le podemos traer una de las coñonas tazas existencialistas de Miss Miserable. Te aderezan el café matutino con lemas nihilistas como 'Tu vida es una mierda'. Si rematamos la jugada visitando El Hangar Galáctico y conseguimos que el suegro se ponga tierno escuchando los soniditos que emite Baby Yoda, habremos triunfado en nuestra misión friki-enternecedora.  

Para el cuñado terraplanista

Vacuna contra plastas

En estas fechas tan señaladas, hay que vérselas venir. Es vital garantizar la salud en la burbuja familiar. La salud mental, digo. Vacúnate contra perogrulladas, chascarrillos y teorías conspiranoicas. Se impone la distancia perimetral con negacionistas del sentido común, y mascarilla de latón para quien suelte un comentario discriminatorio. Entiendo que no apetece hacerle un regalo a tu cuñado cargante, pero qué menos que asomar al terraplanista de la familia a otro escaparate de posibilidades, como el de la Llibreria Monimoon (Pau Alsina, 55). Empújalo dentro para que le instruyan con tantos planisferios, cartas naúticas y planetarios como haga falta, hasta que por fin salga convencido con un globo terráqueo bajo el brazo. 

Tampoco es mala idea acercarle a una librería insólita como Gigamesh (Bailèn, 8). A ver si aprende a distinguir entre realidad y fantasía con recientes éxitos de ciencia ficción como 'Exhalación', de Ted Chiang o los relatos que firma Elisenda Solsona en 'Satèl•lits'. Es eso o entrar en su juego y plantarle un monolito como el de Utah en la taza del váter. La cuestión es no ceder. Esa gente es más dura de mollera que el turrón de Alicante. Ah, y cada vez que alguien imite a Miguel Bosé en la mesa, chupito de gel hidroalcohólico. 

Para la madre heroica

Homenaje con hielo

En casa hay una jefa que orbita por encima de todo y hace mil cosas a la vez. Si todavía te preguntas cómo ese ser sobrenatural consigue que reine la armonía mientras los manjares desfilan Navidad tras Navidad, te darás cuenta de que este año intensito es el momento de darle un respiro. Estas fiestas mamá va a sentarse en la sala a darse un homenaje con ese lote de aperitivos que le has traído de Morro Fi mientras el resto se ocupa de cocinar. Ella gozando de su vermutito con mejillones, piparras, y 'chips' mientras tú te aplicas intentando llevar a buen puerto la sopa de 'galets'. Seguro que así valoramos más todo. Si además la vida y el bolsillo te dan para superar las colas infinitas de Käthe Wohlfahrt (Banys Nous, 15) y traerle un detalle de la tierra de Santa Claus, mejor que mejor.  

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Para los ‘iaios’

El último clásico

¿Y si en vez de buscar un regalito vetusto para los abuelos, les invitamos a escuchar nueva música? Gracias a reductos melómanos como Ultra-Local Records (Pujades, 113) podemos acercar a los mayores de la casa canciones maravillosas de este mismo año. Gozarán con el folk atemporal que eleva 'Els mals costums', de Anna Andreu, o el viaje emocional que depara 'Marjorie', álbum que la vigatana Núria Graham dedica precisamente a su abuela. Ojo, podemos alegrarles la tarde con el 'hit' patrio más viral del año, 'In Spain we call it Soledad', de Rigoberta Bandini. A la hora del moscatel, subimos la apuesta poniendo las musiquillas que lo petan en Tik Tok, mientras sacamos unos pasteles de esos que les gustan, de Pastisseria La Colmena (Plaza de l’Àngel, 12). Bailecitos dulces.  

Para el padre discreto

Qué bello es reír

¿No se merece algo más ese 'paterfamilias' de gesto afable que se conforma con unos socorridos calcetines mientras todo el mundo enloquece con la consola de turno? Se ha ganado un regalo de la tienda más ingeniosa de la ciudad, La Llama Store (Villarroel, 34). Allí los ojos hacen chiribitas mientras Abigail recomienda con cariño joyas como el cómic 'Cómo saber si tu gato planea matarte' de The Oatmeal o 'Reunión tumultuosa', de Tom Sharpe, tal vez el libro más divertido de la historia. Este año triunfa 'Hoy se sale', parodia de las noches de bar en forma de juego de cartas con ilustraciones de Paco Alcázar. Debilidad absoluta también por los pins de Judy Kaufman y la 'fantasbulosa' riñonera-barriga: la risa padre. Si te empeñas con los calcetines, al menos que sean imaginativos como los de Happy Socks (Pelai, 36), o incluso personalizados, como los que te hacen en Perfect Socks y Wabiks. 

Para el adolescente raro

Más extraño todavía

A esa chica que se cree más guay que Billie Eilish, o al quinceañero siniestrillo, tan encantado de taparse la cara que no se quita la mascarilla ni para las uvas, hay que demostrarles que todavía les quedan muchos Colacaos para convertirse en verdaderos chicos raros. Una visita a Máquina Total (Lluna, 21) les hará ver que la cosa puede empeorar. Allí los artistas Pablo Taladro e Irkus despliegan submundos de extrañeza a través de impresiones y serigrafías. Ojo con ellos, son gente que pasa de la timidez al proselitismo en cuestión de segundos. Te dirán que no venden nada, pero te irás de allí con formidables camisetas, 'tote bags' y sudaderas de sus ilustraciones y viñetas ácidas. Las ideas maníacas se despliegan también en la miríada de fanzines locales que atesoran en la contigua librería con la que coexisten en simbiosis: Fatbottom books (Lluna, 21), paraíso del cómic underground que merece una columna aparte.  

Para los peques

Fábricas de imaginación

A un niño es imposible engañarlo. Por eso en Navidad hay que acudir a fábricas de la imaginación como Fabre (Aribau, 84). La librería más antigua de Barcelona acaba de recibir el Premio Atlàntida. Además de fabulosos libros 'pop-up' y cuentos infantiles clásicos y contemporáneos (regalo ideal también para una pareja adulta, por cierto), allí encontramos maravillas como cajas de música, muñecas alemanas y juegos de construcciones de Ucrania. Santa lo pasa fatal cada año para escoger uno de sus fabulosos peluches de animales para mis sobrinitas. Eugènia Pujol me cuenta que este año triunfa el jabalí. Otro regalo estrella es un fabuloso dron infantil que responde al tacto para cambiar de dirección en el aire. 

En Llibreria Sendak (Còrsega, 461) el mimo también es infinito. Núria Cárcamo y Aitor Martos proponen aventurarse a descubrir joyas como 'El libro de los saludos', de Arianna Squilloni y Olga Capdevila, o el clásico 'Això i allò', de Tomi Ungerer. También van sobrados de juguetes tradicionales encantadores, como los de Grapat.

Eso sí, cuidado con el cuñado, que va a querer quitarles las piezas y ponerse a jugar haciendo ruiditos molestos. Argh, Navidad.

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