PROPUESTAS SEMANALES

Te descubrimos los planes más originales en la nueva newsletter de ocio de On Barcelona

Humanoides parlanchines, muñecos hinchables para ligar y trucos de prestidigitación etílica, en la primera entrega

7 coctelerías de Barcelona con efectos especiales

7 coctelerías de Barcelona con efectos especiales / periodico

On Barcelona

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Acabamos de estrenar newsletter de ocio. La lanzaremos todos los viernes a las cinco de la tarde. Lo mismo te encuentras restaurantes de culto, cócteles extremos y locales donde hay que dejarse ver que una nave espacial de 'Alien' a pie de calle, catas de cervezas para perros o cómo puede acabar un muñeco hinchable en tu armario.

Esto es lo que habrías recibido esta tarde en tu mail. Hoy la cosa ha ido de humanoides parlanchines, muñecos hinchables para ligar y trucos de prestidigitación etílica.  

De palique con un robot

No te vas a creer de dónde vengo hoy… 

Acabo de ir tomar un café con un robot con más palique que un tertuliano de La Sexta. El covid le ha dejado en paro como a cualquier mortal sin cables. “En erte”, puntualiza él. En Barcelona empieza a ser tan corriente toparse con humanoides parlanchines como en una taberna de 'Star wars'. Que lo mismo te dicen “sayonara, baby” que se te ponen a bailar 'La Macarena'. Ni que fuera una cita de Tinder. Se agradece en medio de una pandemia mundial: volver a hablar con alguien a menos de un metro sin mascarillas. Y encima no se molesta si le preguntas si le falta algún tornillo. “Creo que no”, responde más bien con preocupación.   

Así es ahora el ocio poscovid: duras menos en la calle de noche que Paquirrín de comentarista deportivo. Ahora al salir una se siente un poco gremlin –ni se te ocurra tomar algo después de las doce-, y lo único que te inquieta a deshoras es dar positivo en gel hidroalcohólico. La última vez que salí de copas por Barcelona acabé brindando con un muñeco hinchable. Es el último invento anticoronavirus de barra: en <strong>La Pepita</strong> han instalado clientes inflables para garantizar la distancia social. De paso, rebajan la nostalgia de bar lleno. ¿Moraleja plastificada? Los clientes se han empezado a llevar a los muñecos de barbacoa y de viaje. (Y, vale, sí, uno ha terminado no sé cómo en mi armario). Hay hasta quien los ha empezado a usar para ligar. <strong>El amor en los tiempos del covid</strong>.

<strong>Se impone el tardeo -es la nueva noche-</strong>. Quizá en un futuro próximo hasta se organicen maridajes de gel hidroalcohólico. A estas alturas de incertidumbre, uno puede ir al baño de un restaurante y acabar aligerando la vejiga mientras escucha vacas paciendo. Lo descubrió <strong>Miqui Otero</strong>. “Quizás los baños –augura- sean ahora el único lugar donde disfrutar de escenas bucólicas”. Razón no le falta. Hace tiempo que los lavabos se han convertido en imanes de 'influencers'. <strong>Estos son los más instagrameables</strong> para hacerse selfis con soltura de Dulceida. Al menos no pasa nada si la cagas al hacerte la foto.  

¿Sigues sin saber qué hacer este fin de semana? Bébete La Mercè en formato extreme. <strong>En estas coctelerías sirven tragos en cabezas de monos y machetes sangrientos.</strong> Trucos de prestidigitación etílica.     

Aquí tienes <strong>planes gratis</strong><strong>lo mejor de la semana</strong> y hasta dónde recuperar todos los puntos que perdiste en tu carnet de moderno cuando le pusiste un 'like' a Anabel Pantoja, garantiza <strong>Òscar Broc</strong>. Y vete reservando para comer en El Motel. Es el restaurante que recomienda <strong>Pau Arenós</strong>. ¿Algo nuevo? También. <strong>Acaban de abrir un quiosco queer, un vivero-cultural-restaurante, una tienda friki feminista y hasta un bosque de hadas.</strong> Hay valientes que aún se atreven a inaugurar.