MODA CONFINADA

La cuarentena 'fashion'

Es el nuevo 'dress code' que marca el teletrabajo forzoso: vestirse a medias. Todo lo que no se ve por videollamada es campo abonado de 'pijándal'. Una moda que ya tiene cuenta en Instagram

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Ana Sánchez

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Paquita Salas fue una pionera. Hace ya tiempo que la musa de los Javis descubrió “las bondades de trabajar en casa”. ¿La mayor ventaja? “No tengo que vestirme entera”, aireaba en su serie de Netflix con ademanes de 'influencer'. Bajo la mesa, tras su 'blazer' añejo con collar y pañuelo a juego, había un pantalón de pijama de corazones y pantuflas de diva en horas bajas. Una tendencia visionaria. Ahora la llaman “cuarentena fashion”.

<strong>Mantén un 'look' profesional</strong> –incita una marca de trajes por Instagram- al menos de cintura para arriba”. El modelo de la foto combina chaqueta, camisa y corbata con calzoncillos a pelo. Es el nuevo 'dress code' que marca el teletrabajo forzoso. Todo lo que no se ve por videollamada es campo abonado de 'pijándal'. El nuevo "business casual". Arreglado-pero-informal literal. "Negocios por arriba, fiesta por abajo". <strong>Así se lo resumió a Conan O’Brien la Sansa Stark de 'Juego de tronos'</strong> sin ni siquiera sacarse el pantalón del chándal. Una "estrategia" que incita a copiar hasta el '¡Hola!'. 

Pedro Almodóvar se lo confesó hace poco a <strong>Buenafuente</strong> en plena conexión de 'Late Motiv: no solo no iba vestido de cintura para abajo, sino que ni siquiera llevaba ropa interior. Y no era el único que estaba saliendo por la tele en plan comando. Acabó desembuchando desde otra pantallita <strong>Bob Pop</strong>, subdirector y sociólogo de masas. La estrella 'youtuber' Emma Chamberlain ya lo ha bautizado como “quarantine fashion”. Es la moda que se impone en cuarentena: ir por la vida con combinaciones más extremas que Sergio Ramos.

Confirman esta tendencia las ventas 'online' de ropa: aumentan las de camisetas, disminuyen las de pantalones. Eso dicen las cifras que maneja Walmart, el gigante del 'retail' americano. La gente ya solo se preocupa de vestirse de cintura para arriba, aseguran. Una tendencia que “continuará evolucionando según la gente se acostumbre a este nuevo estilo de vida”, declaró a Yahoo Finance Dan Bartlett, vicepresidente ejecutivo del imperio.

Quien no se lo termine de creer, puede cotillear cómo se viste el vecino sin tirar de prismáticos. Han abierto una ventana indiscreta en Instagram: Working From Home Fits (<strong>@wfhfits</strong>). Escaparate virtual de los estilismos que ha bendecido el teletrabajo confinado.  

#WFHFits es el 'hashtag' que ha suplantado en cuarentena -palabra de 'Vogue'- al ubicuo #OOTD (Outfit Of The Day). Ay, aquellos tiempos en los que las 'influencers' campaban en libertad con sus “conjuntos del día”. Detrás de la nueva cuenta hay tres editoras de moda con base en Londres y Nueva York. En tres semanas de cuarentena han acumulado más de 22.000 seguidores y medio millar de posados domésticos.

Se ven cientos de 'influencers' caseros sacando pecho y zapatillas de estar por casa. Mucho estilismo a medias. Chaquetas combinadas con pantalones cortos y chanclas con calcetines. Camisa de seda + camisón. Algún 'look' confinado con sombrero de cowboy rosa. Hay quien combina su ropa con el sofá, sin duda lo más coherente en estos tiempos caseros. También hay quien posa entre las plantas del salón: nueva modalidad de selfi que han bautizado como <strong>#domestichiking</strong> (escalada doméstica).

Se expanden a lo plaga apocalíptica pijamas a cuadros, albornoces, sudaderas con capucha, hasta estampados atigrados a juego con la docuserie de moda, '<strong>Tiger King</strong>'. 

Pero también hay mucho 'outfit' de pasarela de pasillo que dejaría muda a Carmen Lomana. “La elegancia –insisten las ideólogas de la cuenta a pie de fotos- no termina fuera de los parámetros del Facetime”. Hay mucha “ropa interior con potencial exterior”, que dicen aquí. Vestidos de diseño que combinan con Crocs. Batas de Missoni, jerséis de Stefan Cooke. Logos de Gucci y Channel, aires de Prada y Dior. “No hay nada en el mundo –prometen- que no combine con unas pantuflas”.