El Museo Imaginario

La Biblioteca de Catalunya, un teatro "impresionante"

Las creadoras de la firma de abanicos Tusitala, Maria Botey y Rosa García, acuden a ver las obras que la compañía La Perla 29 representa en esta nave gótica

Un lugar singular. Maria Botey y Rosa García posan en el espacio teatral al que tantas veces acuden como espectadoras.

Un lugar singular. Maria Botey y Rosa García posan en el espacio teatral al que tantas veces acuden como espectadoras. / periodico

Laia Zieger

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Rosa García y Maria Botey. Maria Botey y Rosa García. Una (Maria), diseñadora, y la otra (Rosa), empresaria. Lo suyo es una historia de amistad en toda regla que, hace unos cuantos años, se materializó en la marca <strong>Tusitala</strong>. Es una firma de abanicos artesanales, 100% locales y de diseño contemporáneo que se comercializan 'online' y en tiendas de toda Europa. Pero, al margen de esta andadura profesional, como buenas amigas que son, comparten su tiempo libre y sus aficiones. Una de ellas, por ejemplo, es el teatro. Explican que esta pasión les divierte y les ayuda a pensar y a estar en contacto con los temas del día a día, siempre analizados y expresados bajo diferentes perspectivas sobre el escenario. 

Este tiempo de ocio también lo comparten con «un pequeño grupo de amigos, uno de los cuales, muy entusiasta, se encarga de seleccionar y organizar el calendario de espectáculos cada temporada», explica María. «Hay una oferta increíble en Barcelona, y nos reunimos para ir al teatro y luego ir a cenar o tomar una copa», añaden casi al unísono acerca de este ritual cultural. 

Precisamente en uno de estos encuentros descubrieron lo que se convirtió en un auténtico flechazo arquitectónico para estas emprendedoras: el espacio teatral situado en la nave gótica de la <strong>Biblioteca de Catalunya</strong> (Hospital, 56). 

Esta ubicación es la que acoge obras que representa La Perla 29, uno de los centros de artes escénicas de referencia de Barcelona que trabaja con una mirada joven y actual tanto los textos clásicos como los contemporáneos (actualmente tienen en cartel <strong>'Només la fi del món'</strong>). «Vinimos a ver una obra y nos impactó el espacio. Impresionante. Desde entonces acudimos a menudo. No es un lugar muy conocido de Barcelona y es una verdadera lástima porque merece mucho la pena», comentan.

No cabe duda de ello. Esta nave forma parte de un edificio gótico civil del siglo XV que en su origen, y hasta el XIX, conformó el gran recinto hospitalario de Barcelona y de Catalunya, conocido como el Hospital de la Santa Creu. Actualmente, las dependencias de esta construcción acogen una oferta cultural variada: además del teatro (que ocupa el antiguo refectorio), allí están la Escuela Massana, el Institut d’Estudis Catalans, dos bibliotecas públicas y la Biblioteca de Catalunya, donde se encuentra la nave gótica.

Sobre esta sala, Maria y Rosa coinciden en que les asombra «la disposición de las gradas, el suelo de arena, la iluminación que se concentra en el escenario y el ambiente en general, que transporta a otra época pero que, a la vez, es moderno». Además, valoran que «el espacio, tanto por su disposición como por su pequeño tamaño, permite estar muy cerca de los actores y del drama que se desarrolla en el escenario». Magia en estado puro, en definitiva.