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Calle de Rogent, el paraíso 'millennial'

Los precios del alquiler suben con más rapidez que el mal rollete entre los concursantes de 'Operación Triunfo'. Los más jóvenes buscan alternativas de ocio en barrios periféricos

Calle de Rogent, remanso peatonal sin turistas.

Calle de Rogent, remanso peatonal sin turistas. / periodico

Abel Cobos

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Amedida que los precios del alquiler en Barcelona van subiendo como la onda expansiva de una bomba nuclear, los vecinos han sido expulsados del centro y se han ido asentando en zonas más periféricas. «Me he ido a vivir al Camp de l’Arpa del Clot porque ni compartiendo piso podía pagar el alquiler de Gràcia, aunque nací ahí», explica Miquel, un vecino de 26 años de la calle de Rogent, el eje comercial del barrio.

Precisamente, esta calle se ha convertido en un nuevo punto de reunión para jóvenes barceloneses, que encuentran en sus bares y locales una oferta de ocio similar a barrios gentrificados como Sant Antoni, Gràcia o el Eixample, pero sin sus abusivos precios. «No es de extrañar que todos mis amigos vivan en el Clot, Camp de l’Arpa o Sant Andreu. El que más cerca vive del centro está en Glòries. Ahora solo nos movemos por estas zonas: tienen lo mismo, más barato y con menos turistas», añade Miquel. 

Rogent es una de las calles que se está aprovechando de esta triste coyuntura. Para entender su éxito entre 'millennials' solo hace falta ir al nacimiento en la plaza de Sant Josep de Calassanç, donde se encuentran los bares LocALE y Espai Vermut (Còrsega, 699), que conservan todavía esta estética típica de bareto de barrio que tanto gusta a esta generación (porque cree que no ha podido disfrutarla en su plenitud como sus padres) e ideal para tomarse una caña, un vermut y unas tapas.

Bajando por la calle, peatonal y adornada con árboles a cada lado, sientes que estás en un remanso de paz de la hiperurbanización barcelonesa. Recuerda a la avenida principal de los pequeños pueblos de la Catalunya interior, una estampa bucólica que muchos exiliados rurales echan en falta. 

A la altura de Rosselló está <strong>Pizza Qué?</strong> (Rogent, 71) y Mucho Sake (Rosselló, 556), una pizzería-'trattoria' y un restaurante japonés, respectivamente, que se llenan de vecinos cada fin de semana. Frente a ellos, el Set De Llegums (Rogent, 124), el típico ultramarino de comida preparada que recibe una gran cantidad de visitantes 'millennials'. No es el único establecimiento del sector. Por ejemplo, un poco más abajo se encuentran La Teca de l’Àvia (Degà Bahí, 5) o Llegums Cuits (Sèquia Comtal, 14), entre otros. «Muchos jóvenes no tienen tiempo de cocinar. Nosotros ofrecemos una alternativa sana y rápida», añade.  

En la esquina con Provença se encuentra el <strong>Sien Té</strong> (Rogent, 96), una tienda especializada en té e infusiones que hace además de salón de té: tú escoges qué tomarás y en la planta de arriba te lo preparas con la tetera que te facilitan. En la puerta de al lado, para los que pasen del postureo y prefieran liarse a tragos, el Bar Dó (Rogent, 100). Típico bar con terraza y cervezas baratas para beber mucho, gastar poco y llegar a casa un poco taja entre semana sin saber demasiado bien el porqué.

Actividades abiertas a los vecinos

Pasada esta calle, frente a la impresionante fachada del Institut Juan Manuel Zafra (Rogent, 51) están La Gelateria (en el número 88), un local perfecto para desayunar o merendar con terraza interior, y el 'casal' okupado la Revoltosa, con actividades abiertas a los vecinos y una barra de bar. Después de la calle de Mallorca, el <strong>Creps Clot</strong> (50), con mucho dulce; D’CLOT (52), bar para vermuts, tapas y cócteles; Gent Del Barri (25), un restaurante de comida catalana que suele llenarse; y <strong>Tipo Tapa</strong> (21), un bar de tapeo.

Finalmente, el último tramo, el que va de València a Aragó y que empieza en la plaza de l’Oca (con una estatua en honor a esta ave), es sobre todo famoso por albergar la churrería móvil y algunas atracciones durante las fiestas del barrio. Pero también el restaurante <strong>El Refugi</strong> (18), de comida mediterránea, la panadería colombiana Colombia Viva (8) y el bar La Coctelera (Aragó, 609), primer local con el que te encuentras llegando desde la Meridiana y que preserva la misma estética de bareto clásico del Espai Vermut, que corona la calle por la otra punta.  

La vida joven no se acaba en Rogent, sin embargo. La plaza del Mercat, con el bar chileno Los 33, o La Revolta, en la entrada del parque del Clot, también acogen a todos los jóvenes que han llegado al barrio obligados por la diáspora, disfrutando de sus encantos hasta que la especulación los obligue a irse, de nuevo, a otro rincón de la ciudad.