el museo imaginario

Del ruido al silencio en un solar del Poblenou

El consultor audiovisual Albert Dou tocaba con su banda de punk en uno de los locales de ensayo de unas naves industriales de las que no queda rastro

Alber Dou, consultor audiovisual

Alber Dou, consultor audiovisual / periodico

Ferran Imedio

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“¿Lo oyen? Es el silencio”. Esta frase de Albert Rivera podría haberla dicho Albert Dou frente al solar de las calles de Josep Pla, Pere IV, Puigcerdà y Marroc. Porque sí, allí reina más el silencio que el ruido. Poco tráfico y poca gente. Pero pocas coincidencias más hay entre aquel político y este consultor audiovisual más allá del nombre de pila.

Dou no te dirá que te pares a escuchar el silencio a pesar de que lo aprecia más de lo que uno se puede imaginar, dado que vive de instalar equipos de sonido y de imagen en cualquier recinto: un estadio para un concierto, un andén de metro para los avisos por megafonía, un museo para una creación artística, una tienda, un concesionario de coches, una casa particular...

En ese solar, cuya actividad se fue extinguiendo a lo largo de esta última década por el plan urbanístico 22@, parece estar a punto de iniciarse una obra de gran magnitud. Así que Dou podría imitar al hombre del adoquín y, cascote en mano, explicar que allí, en una de las esquinas, hace más de una década, había unas naves industriales en las que estaba Plamusic, con salas de ensayo de unos 30 metros cuadrados. Y que allí tocaba dos o tres veces a la semana con su banda de punk, British Bacon, con la que actuó en Apolo, en Razzmatazz, en locales de Mataró, de Granollers, de Vic, y con la que sacó un disco (‘Panic’, 2008).

Y que allí, donde ahora reina el silencio, él, siendo un veinteañero, se desahogaba con la batería de una manera que ahora le costaría aguantar. “Es verdad. Ahora sería bastante insoportable incluso para mí”, sonríe. Será que se ha hecho mayor y por eso se ha ido a vivir al Montseny, donde reina el silencio y pasea con su perro por el bosque cada mañana. 

Quizá por eso el consultor no llora el derribo de aquel espacio donde daba rienda suelta a su afición musical. “Escoger este rincón de Barcelona es una alegoría de que todo se transforma en una ciudad. Antes hubo naves industriales y había mucho jaleo, y ahora reina el silencio, y dentro de unos meses habrá bastante jaleo otra vez porque van a construir algo. Pero si por mí fuera, no me importaría que se quedara así. Fíjate que en el interior de las manzanas del Eixample se están sustituyendo antiguas fábricas por parques, y ahora hay más tranquilidad y puedes escuchar a los niños jugando”. 

Estrés acústico

Estrés acústicoLa paz que reina alrededor de esta manzana (“uno de los solares en silencio de Barcelona”) también le hace reflexionar sobre la contaminación acústica de la ciudad. “No se nota pero hay un nivel de estrés muy alto, entre otras cosas por el ruido, que acelera el ritmo cardiaco e incluso provoca la subida de colesterol. El silencio es muy bueno para la salud”, explica Dou, a quien imaginamos con unos niveles de este lípido óptimos.