el museo imaginario

El "calor humano" del mercado de Sant Antoni

La presentadora Mari Pau Huguet conecta con su infancia y con el público siempre que pasea por este mercado, construido en 1882 y reformado en el 2018

Mari Pau Huguet solía acompañar a su padre a los mercados donde vendían la fruta que cultivaban él y su madre.

Mari Pau Huguet solía acompañar a su padre a los mercados donde vendían la fruta que cultivaban él y su madre. / periodico

Abel Lacruz

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La historia del mercado de Sant Antoni está plagada de cifras: una oferta comercial que abarca los 7 días de la semana, 231 paradas entre alimentación, textil y libros, miles de kilos de mercancía que a diario circulan bajo su estructura de hierro y, sobre todo, centenares de personas que trabajan en este mercado o que lo visitan a todas horas. Pero hay algo imposible de calcular: el calor humano que desprenden las frases "¿cómo estás?", "¿qué te vas a llevar hoy?" o "¿a cómo tienes esto o aquello?". Y es que, en un mundo cada vez más individualista, la cercanía entre los comerciantes y su clientela es un valor muy difícil de cuantificar, como la experiencia televisiva de Mari Pau Huguet.

Un tesoro al descubierto

Un tesoro al descubiertoCuando el arquitecto Antoni Rovira i Trias proyectó el mercado, que ocupa la manzana situada entre Urgell, Tamarit, Borrell y Manso, pretendía asegurar el abastecimiento de alimentos a los ciudadanos de aquella Barcelona en expansión de Ildefons Cerdà. Quizás no imaginaba Rovira que, como un imán, el mercado también atraería a los vendedores de textiles (Els encants) e incluso a los de libros nuevos y usados. Esa trilogía comercial ha sido preservada en la reforma, que culminó en el 2018, y además permite ver hallazgos arqueológicos como los restos de la Via Augusta romana, de la necrópolis, o del baluarte de Sant Antoni, en su mayoría, accesibles al público.

"Ha quedado de foto", asegura Mari Pau mientras observa el flamante mercado de Sant Antoni. Aunque matiza: "En las paradas todo está tan bien colocado que dan ganas de revolverlo un poco para que no sea tan perfecto, como en el mercado de mi infancia". En ese momento, Ramon, un cliente que ojea el género en una parada, se presenta: "Mari Pau, te conozco desde siempre pero nunca había podido saludarte en persona". Y desenfunda el móvil para inmortalizar el encuentro con un selfi. Y ella, que asegura no cansarse de conocer a gente interesante y querer seguir comunicando televisivamente sus historias, no lo duda: "Para mí el contacto humano del mercado es incomparable. Gritar frases como ‘Nena, què vols?’ es lo que le da calor a este lugar".

Sant Antoni, en números

Sant Antoni, en númerosReformarlo costó unos 80 millones de euros y se tardó más en hacerlo (2009-18) que en construirlo (1879-82). Su diseño de centro octogonal con 4 brazos dialoga con la geometría de los cruces del Eixample proyectado por Ildefons Cerdà. Se trata de una estructura de hierro forjado al estilo de Les Halles parisinos cuya cubierta de fibrocemento fue sustituida por 45.000 tejas. La fachada de baldosas tiene 7.500 piezas, de las cuales 700 son originales y el resto siguen el mismo diseño. Se excavó un volumen de 180.000 m2 para crear la planta -1  (espacio comercial, vecinal, oficinas, un paso al foso medieval y un espacio museizado de la antigua Via Augusta), las plantas -2 y -4 (aparcamiento) y la -3 (almacenes y zona logística).