el museo imaginario

El "cromatismo" del Recinte Modernista de Sant Pau

"BCN es multicolor: como el lomo de una sardina o una lentejuela. Se percibe aquí", dice Juan Avellaneda, diseñador y exconcursante de 'Masterchef Celebrity'

Avellaneda, en la Sala Lluís Domènech i Montaner, en el Pabellón de la Administración.

Avellaneda, en la Sala Lluís Domènech i Montaner, en el Pabellón de la Administración. / periodico

Abel Lacruz

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Orgánico, multicolor y de una bellísima exquisitez en el detalle; también moderno y funcional, el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau fue proyectado por Lluís Domènech i Montaner a principios del siglo XX. Cuando en 1902 puso la primera piedra en su actual enclave del Eixample, buscaba un entorno más amplio y aireado que el del edificio que ocupaba en el Raval, del siglo XV y sede actual de la Biblioteca de Catalunya. El arquitecto conjugó las últimas innovaciones sanitarias e higienistas con las vertientes espiritual y religiosa, que consideraba imprescindibles para la recuperación de los pacientes.

"Cuando estudiaba ingeniería informática siempre me escapaba a estudiar aquí por la calma que hay", recuerda <strong>Juan Avellaneda</strong>, diseñador de moda y concursante de la cuarta edición de ‘Masterchef celebrity’ (TVE-1). Para él, el <strong>Recinte Modernista de Sant Pau</strong>, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997, y, en concreto, uno de sus 27 pabellones, el de la Administración, “son lugares muy recargados que representan muy bien el cromatismo de Barcelona”.

La profusión y el colorido del modernismo son también rasgos de <strong>Juan Avellaneda</strong>: "Barcelona es multicolor, como una lentejuela o el lomo de una sardina. Si te paseas por <strong>Sant Pau</strong> siempre percibes ese cromatismo". Quizá por esa afinidad, Avellaneda añade al clásico estilo ‘gentleman’ estampados y colores inesperados, como en el traje de su propia firma que viste: pata de gallo rosa y negro con brillantes hilos de Lurex en el tejido.

<strong>Sant Pau</strong> es una gran fuente de inspiración para Avellaneda: "En los techos, la escalinata o los vitrales de la <strong>Sala Domènech i Montaner</strong> del Pabellón de la Administración hay muchos colores. Los modernistas no le tenían ningún miedo al cromatismo y los tonos que usaban no eran evidentes, sino muy procesados. Eso es algo con lo que me identifico. Además, Sant Pau tiene mucho que ver con la moda: aquí se celebra la 080 Fashion Week".

A la edición del próximo enero de la pasarela, el diseñador asistirá como invitado, aunque lo suyo es exhibir en las redes las prendas que crea. "De hecho, he creado una colección cápsula con Tamara Falcó, y la mostraremos a través de <strong>Instagram</strong> y otros medios". Precisamente, de la hija de Isabel Preysler afirma: "La he visto más a ella en cuatro meses que a mi pareja en un año. Su amistad ha sido lo mejor de mi paso por 'Masterchef celebrity'".

Y mientras admira los vitrales de la <strong>Sala Domènech i Montaner</strong>, explica que está ultimando una colección de mujer que no dejará indiferente a nadie, porque fusiona su gusto por el traje masculino con el vestido de novia: "Una falda puede salir de un chaleco y un frac puede ser un vestido", asegura el diseñador, al que la mente nunca se le queda en blanco, y menos paseando por <strong>Sant Pau</strong>.