CIUDAD ON
Aprende a volar sin capa en Barcelona
"El deporte del futuro", lo llaman. Nombre oficial: 'Vuelo indoor'. Es como tirarte en paracaídas pero sin avión. Caída libre sin vértigo. Windoor acaba de abrir el primer túnel de viento de Barcelona en Cornellà
Ana Sánchez
Periodista
En vez de “¿cómo estás?”, a ella le preguntan “¿que has hecho qué?”. No sabe cocinar, pero sí tirar hachas. Si le haces una pregunta retórica, lo más probable es que la responda. Autora de ‘Barcelona increíble’ (Ediciones B).
Ana Sánchez
Te entran ganas de ir a arrancarte la camisa a lo Superman, pero no ves ninguna cabina de teléfono cerca. «Todo el mundo puede volar». Te lo ha prometido el instructor. Y ahí estás, practicando el vuelo rasante con la barriga sobre una mesa, como si fueras un superhéroe con la L: piernas abiertas y estiradas –te va indicando el profesor–, cabeza arriba, brazos hacia delante, dobla un poquito los codos. En un minuto te dará gafas, casco, un traje. ¿¿Sin capa?? Sí, aquí descubrirás que las capas son tan inútiles para volar como un libro en la casa de Gran hermano.
Windoor acaba de abrir el primer túnel de viento de Barcelona en Cornellà. Vuelo indoor, lo llaman. «El deporte del futuro», titulan ya por internet. Es como tirarte en paracaídas pero sin avión. Caída libre sin vértigo. Hay quien lo compara con un paseo con escoba a lo Harry Potter. El primer minuto te sientes identificado más bien con Superlópez.
Ahí dentro hay una ventolera de entre 150 y 290 kilómetros por hora (entre nivel niño y experto). Dos horas de vuelo –te aseguran–, y estarás haciendo alguna pirueta en el aire. Hoy pasas apenas tres minutos en caída libre y ya sales con las piernas agarrotadas. ¿El secreto? «Relajarse –sonríe Carlos–. Cuanto más relajados, más estables».
Carlos Herrera, 31 años, lleva cuatro volando sin capa. En breve se paseará por el aire con ademanes de Iron man. El instructor de vuelo te hace el saludo surfero en cuanto empieza a verte la cara más tensa que Berlusconi. Es una de las señales que te enseña en la sala de briefing. Si menea el pulgar y el meñique, eso significa «relájate». «Relaja el cuerpo, siente el viento y vas a ver que flotas», repite en cuanto tiene ocasión.
Te ajustas las gafas, el casco, tapones para los oídos, intentas disimular la boca seca. «Bienvenidos a la nave espacial», sonríe el instructor al entrar en el túnel. Son 14 metros de túnel vertical. Visto desde fuera, no impresiona tanto. Hasta que lo subes volando en plan hélice. Eso es un twister, según la jerga de altos vuelos. En tu segundo vuelo, el instructor ya te lleva planeando 8, 9 metros para arriba. Sientes más mariposas en el estómago que Meg Ryan en toda su filmografía. Un subidón de adrenalina que ni en la bici de E.T. Y ni pizca de vértigo.
«Todo el mundo puede volar», insiste Carlos. «He volado con personas de 4 años, con una de 95, gente minusválida, ciega…». «A mí la montaña rusa me da más miedo», le da la razón uno de los voladores neófitos de hoy. Todos los flyers primerizos salen con la sonrisa estirada, como la que se les pone a los perros cuando se asoman por la ventanilla del coche.
Más de 170 instalaciones en el mundo
La mayoría de los instructores se estrenaron en Empuriabrava (Girona). Allí inauguró Windoor el primer túnel de viento de España hace 7 años. Ahora estos vendavales verticales se multiplican por el mundo como si fueran memes de Baby Yoda. Ya hay más de 170 instalaciones, según los datos que maneja Windoor. Se han abierto 21 solo en el último año, apuntan.
«Han salido de debajo de las piedras –asiente Toni–. Es algo que está empujando muy fuerte. En todas las provincias grandes o medio turísticas están abriendo túneles». Toni Cabré, 33 años, es instructor de vuelo indoor desde hace cuatro. También se tira de aviones sin pestañear. ¿Qué engancha? «La sensación de controlar tu cuerpo en el aire –responde–. En cuanto controlas los movimientos básicos, a mí al menos me explotó la cabeza».
No te extrañe si te entran ganas de echar balones fuera. El nuevo túnel está instalado junto a la puerta 33 del estadio del Espanyol. Si te da el gusanillo volador: Windoor tiene una escuela donde enseñan a revolotear en formato deportivo. Sí, esto del vuelo indoor hace años que es deporte federado. ¿Que quieres hacer gimnasia por todo lo alto? También ofrecen el programa windcoach: «Alternativa al fitness aéreo». Serán las primeras clases de ejercicio que se te pasan volando.
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