el museo imaginario

Sèneca, una calle cuya filosofía es la "calma"

Agnès Busquets, actriz de 'Polònia' y 'Pel davant y pel darrera', disfruta paseando por esta calle peatonal situada entre Via Augusta y el final del paseo de Gràcia

Agnès Busquets, en la calle de Sèneca

Agnès Busquets, en la calle de Sèneca / periodico

Abel Lacruz

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Si caminas por la Diagonal y se te ocurre girar por las calles de Riera de Sant Miquel o de Minerva, tu cerebro sufrirá un 'shock'. Pero agradable, si eso es posible, porque justo detrás se encuentra Sèneca. No el pensador griego, sino una pequeña calle cuya filosofía es la tranquilidad porque es peatonal, tiene plantas en los balcones y comercios estilosos pero nada recargados. Sus agencias de 'branding', estudios de arquitectura, tiendas de antigüedades y restaurantes transmiten elegancia. Todo muy 'zen'.

Hemos quedado con Agnès Busquets, actriz de 'Polònia' (TV3), en la esquina de las calles de Sèneca y de Minerva, donde está el Jove Teatre Regina. Se acerca enérgica con sus coloridas bambas y, mientras se coloca las gafas ‘vintage’ en la cabeza, exclama: "Llego tarde, pero es que estos días ¡estoy muerta!". Compagina Polònia con ‘Pel davant i pel darrera’, en el Teatre Borràs, un clásico del humor del que recuerda orgullosa: "Pronto alcanzará las 1.500 funciones".

De esta calle, le fascina la pluralidad de locales comerciales de arte y diseño. Quizás esa predilección puede deberse a que ella es también una mujer con múltiples intereses: además de actuar, ha colaborado en radio y ha escrito 'Mare en pràctiques' (Columna), donde cuenta sus experiencias como madre primeriza.

Hace bastante frío, pero Agnès y su abrigo blanco acolchado como de gigantesca gaviota se muestran encantados de estar en la calle de Sèneca, una vía invernal por la que da gusto pasear cuando toca el sol y cuando no. "Podría ser una calle de Londres o de Liverpool –asegura–. Aquí se respira la calma, parece como si todo se parara. Los comercios son muy bonitos, aunque poco asequibles, y si 'Vicky Cristina Barcelona', de Woody Allen, hubiera estado bien localizada -añade convencida-, la tendrían que haber rodado en esta calle".

Seguimos recorriéndola y me confiesa que a veces entra en Antique Boutique, una de las tiendas de decoración 'vintage' que hay "pero, comprar, comprar, poco". Le fascina que algunos comercios no digan de qué son, que ni echándoles un vistazo intuyas qué venden. Unos metros más allá mira hacia el callejón interior de un edificio y dice: "¿Esto qué debe ser? Qué elegante... ¡vamos a ver!". Entonces me agarra del brazo y me arrastra hasta lo que –deducimos– es un estudio de arquitectura muy 'fashion' y muy glamuroso. Le dan ganas de ser arquitecta para trabajar ahí. Pero no se le dan tan bien las matemáticas, así que volvemos a salir a la calle de Sèneca. 

Unos pasos más adelante se queda encandilada con la pizarra del 'japo' Fan Curry Hacci, toda ella escrita en 'kanjis': "A este no he venido, habrá que probarlo". Y antes de echar a volar Riera de Sant Miquel arriba, vuelve a echar un vistazo, extasiada, al embaldosado de Sèneca, pero enseguida deja de filosofar para despedirse: "Qué inscripciones tan bonitas. ¡Me voy, que tengo teatro!".