CIUDAD ON

Cena con todos los sentidos

'Sensorial Dinner Party', las llaman. Cenas-fiestas sensoriales. Son dos horas y media con los sentidos de punta. Como un abrazo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias

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Ana Sánchez

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En pocas cenas te reciben tan alegremente con un calentón. Apenas dices «hola», te lo ofrecen a bocajarro. ¿Que si quiero un calentón? No te dan tiempo a quitarte la cara de pánfila. Sonríen a lo Mona Lisa y te ponen en las manos un vaso humeante. «Tienes que probar, sentir, estimular los sentidos», te dan las primeras instrucciones sensoriales. Ese es el objetivo de este encuentro con servilletas. «Es una experiencia para los sentidos», te hace spoiler una comensal repetidora. «Es como sumergirte en otra dimensión». 

Sensorial Dinner Party. Así llaman a estas cenas-fiestas sensoriales. Aquí no se limitan a comer con los ojos vendados. «También tenemos sensaciones con la mirada, con la convivencia…», detalla Mariana con ademanes de anfitriona. En estas cenas hasta haces estiramientos y paladeas poemas. «Es un viaje hacia tu interior –detalla– para activar los sentidos a través de la alimentación y del enfoque en el momento presente». Mindful eating. Es como si te dieran un chute de pastillas rojas de Matrix. O un abrazo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Dos horas y media con los sentidos de punta.   

Villarroel, 62. DeROSE Method, se lee en la puerta de cristal. Según entras, todos te saludan con familiaridad contenida. Como si acabaras de despertar con amnesia y no recordaras a tus amigos de toda la vida. Por la pared hay fotos de gente divirtiéndose más que en un anuncio de compresas. «Es un espacio cultural donde compartimos un estilo de vida fácil y feliz», resumen en la web.

Hay dos sedes en Barcelona. Esta la abrieron hace año y medio. Los tres socios son brasileños –Mariana Chiavini, Umberto Ribeiro, Gabriela Cruz–, como DeRose, el ideólogo de esta «metodología de desarrollo personal». Hasta la Wikipedia lo califica como «escritor de best-sellers de difícil clasificación». ¿Su misión? «Impactar positivamente en la sociedad transmitiendo un estilo de vida que promueve lucidez felicidad», intenta resumir Mariana.  

Ni gota de alcohol

Enseguida te acostumbras a tener un calentón entre manos. «Tienes que intentar adivinar lo que lleva», te pide Umberto, el ideólogo del brebaje. Así que mojas los labios a la defensiva, como si estuvieras cenando con Angela Lansbury. Sorbes, paladeas, ¿jengibre?, otro trago, ahora cierras los ojos. ¿Es vino caliente? Umberto reniega con la cabeza. Es una versión sin alcohol del calentón –el quentão–, un vino caliente típico de Brasil. Pero este está hecho con zumo de uva. No habrá ni gota de alcohol en toda la cena. «La idea es estimular los sentidos de una forma natural –justifica Mariana– y estar lo más consciente posible».  

«¿Listos?». Pones la mandíbula en posición gastro, pero pasas de largo junto a la mesa con mantel. Terminas en una sala de aire yogui. Te descalzas, te sientas con pose zen. «Tienes pocos momentos para parar y respirar», justifica Mariana. Es una práctica de las técnicas de DeROSE Method. Mezcla de mindfulnessmeditaciónestiramientos. «Vivir el presente te genera más vitalidad», promete. 

Ahora sí, te sientas a la mesa bien relajado y estirado y brindas con lo que parece ser un cava rosado. «Pero al día siguiente no da dolor de cabeza», se ríe Noe, una comensal que viene por segunda vez. Chinchín abstemio. Empiezan a desfilar platos con sentido. 

De primero, una sopa de lentejas que invita a recuperar recuerdos de la infancia. «Cuando ibas a cenar a casa de la abuela», incita Mariana con tono de hipnotizadora. De segundo, «los instintos más primarios». Setas, espárragos, alioli de remolacha. Ingredientes poco cocidos para «conectar con la tierra». Y de tercero, «fuego». Una versión del strogonoff DeROSE que ideó el creador del método. «Cuando comes algo picante –explica Mariana–, envías un mensaje al cerebro: ‘¡Alerta, fuego!’.  Y tu cuerpo libera hormonas que producen euforia». 

Con las mejillas encendidas, llega un plato con dos rollos. Abres un pergamino y aparece Cortázar. «Hay pocos momentos en los que nos paramos a leer un poema», te dicen. Y empiezas a paladear versos que alimentan.  

Ahora palpas el otro rollo con tacto de Sherlock Holmes. Es una venda. Te tapas los ojos y te tomas el postre a tientas.  La noche termina con una sorpresa artística con telón, protagonizada por Ana Carolina Freitas y Thiago Massi, dos miembros de DeROSE ArtCompany Spain (sí, también tienen compañía artística). Y de despedida: un chai. Más picante para estimular los sentidos. 

«Es una experiencia», resopla Bryan apurando el té. «Una experiencia emocional», puntualiza al lado Wallisa. «La mayoría de personas están viviendo con el piloto automático», les da la razón Mariana. «Esta cena es para mostrar que se vive mejor cuando eres consciente del momento presente». También lo serás del futuro: al día siguiente no hay ni pizca de resaca.