MODA

Los pantis cumplen 60

El primer modelo se puso a la venta en 1959 y, con la minifalda, se erigió en icono de las ansias de libertad de las jóvenes

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Núria Marrón

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La historia de la indumentaria estará siempre en deuda con Ethel Boone Gant, una señora que en 1953, volviendo de Nueva York a Carolina del Norte en el tren nocturno, le dijo a su marido que aquel era el último viaje que hacía antes del nacimiento de su hijo, porque el embarazo y todo aquel desesperante festín de ropajes que se suponía que debía llevar bajo la falda –medias, liguero,  combinación, faja– era ya demasiado.

Lo que pasó en adelante no está muy claro, pero o bien la mujer le enseñó al marido lo fácil que sería coser un par de medias a las bragas, o bien el hombre le pidió que lo hiciera. Fuera como fuera, el 'frankenstein' resultante tenía pinta de ser práctico y el señor Gant, que trabajaba en la fábrica de ropa Glen Raven, se llevó el prototipo a la oficina y en 1959 salieron al mercado los entonces llamados 'pantilegs'. "Al principio se te subían a la barbilla", recordaba en 1989 la cosedora Margaret Minor.

Combinación panti & mini

Combinación panti & miniY aunque eran prácticos, no fue hasta la irrupción de la minifalda que se hicieron  populares. La combinación panti & mini no solo arrolló la indumentaria de señorona y el 'horror vacui' en el 'interiorismo' femenino, sino que, al hacerlo, también contó una nueva historia sobre el lugar de las jóvenes en la sociedad. Amigas, venían a decir las chicas, quizá no sea buena idea que el único horizonte pase por casarse a los 20 y tener el primer crío a los 21, como mantenían las estadísticas. ¿Y si antes de todo eso nos divertimos un poco?

La prensa, siempre dispuesta a triturar todo cuanto no entiende, ridiculizó el 'look' juvenil no solo de las chicas, sino de todo el movimiento mod, a los que tacharon de "postpañales" y de ir "vestidos como fugitivos de la guardería". Pero el cambio estaba en marcha. "Quiero un mundo diferente –decía en 1966 a la revista 'Parade' una secretaria de 19 años llamada Anne Tucker–. Los adultos no nos lo darán, así que tenemos que hacerlo nosotros". Las palabras de aquella muchacha, como los pantis, siguen resultando hoy furiosamente contemporáneos.