el museo imaginario
La calle sin nombre que rechazaron para Kubala
Albert Pla, que presenta 'Da miedo' en la Barts, dice estar dispuesto a morir para que le dediquen esta vía donde se ubicaba el campo de Les Corts
Ferran Imedio
Periodista. Redactor del canal Cata Mayor
Periodista barcelonés apasionado por su trabajo que lleva casi tres décadas escribiendo en EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, donde ha pasado por las secciones de El Día por Delante, Sociedad, Gran Barcelona, Deportes, Exit e Icult. Ha sido coordinador de las páginas de Motor, responsable de Gente y de las páginas de gastronomía Gourmet's.
Ferran Imedio
Albert Pla es Culé. Y no esconde que le duele que Ladislao Kubala no tenga todavía una calle a su nombre en Barcelona. El 'messi' de los años 50, el 'crack' húngaro que llenaba a rebosar el estadio de Les Corts hasta el punto que se tuvo que construir el Camp Nou para dar cabida a tanto aficionado fascinado por sus virguerías, tiene una estatua en el coliseo azulgrana. Pero la propuesta de dedicarle una vía sin nombre, que unos llaman Numància (es paralela a esta) y otros, Marquès de Sentmenat (es perpendicular), no prosperó porque el club y la asociación de veteranos del Barça no la veían a la altura de la leyenda.
En esa tierra de nadie que da al parque de Can Cuiàs quedamos con el artista, que presenta 'Da miedo' en la sala Barts hasta el domingo, día 20. "Es un espectáculo multimierda con música, acciones teatrales y vídeos en los que salgo diciendo que me da miedo esto y lo otro, en plan grandes éxitos de los miedos", explica en la "mierda de calle, para decirlo claramente" donde hacemos la entrevista. "Lo decía todo el mundo cuando propusieron dársela a Kubala -añade a modo de disculpa-. Tenía cierta lógica por su ubicación, ya que aquí se ubicaba el estadio de Les Corts, y hasta ahí íbamos bien, pero el club y la asociación de veteranos dijeron que no era digna de Kubala y durante unos días en los diarios hubo una especie de tertulia entre columnistas que decían que era muy pequeña, que era una mierda...".
Aún sorprendido, recuerda cómo "se pasó de ensalzar la figura de Kubala a insultar directamente una calle, a despreciarla, cuando la pobre no tenía culpa de nada". Y entonces apareció el Pla más genuino para reclamarla para sí mismo en un artículo en el 2007. "Si nadie lo quería, ¡collons!, ya la adoptaba yo. Al fin y al cabo, me sentía muy identificado con ella: nadie la quería porque todos la consideraban muy pequeña, muy miserable y muy sucia". No le hicieron mucho caso. La vuelve a reivindicar desde estas páginas. Tampoco tuvieron fortuna unos fans ("algún colgado, alguien digno de esta calle", supone) que se dirigieron al ayuntamiento para que le pusieran el nombre del músico. "Se los sacaron de encima respondiendo que no se le puede poner el nombre de una persona viva".
"Si hace falta me muero"
"Si hace falta me muero" Pla no ve problema: "Si hace falta me muero, tranquilos. Igual que hay gente dispuesta a morir por la independencia, cómo no hacerlo yo por una causa verdaderamente noble como esta", sonríe. "A la Sagrada Família o a La Pedrera o a cualquiera de estas tonterías que hay en Barcelona se le podría poner el nombre de Edificio Kubala porque son dignas de un personaje tan importante. A mí, que me den este callejón". Y ya se encargaría él de embellecerlo. "Conozco a algún pintor que podría hacer una virguería que te cagas con estas columnas grecorromanas [son canalizaciones del edificio]. Tiene muchas posibilidades".
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