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CRAM: los tiburones no son los malos

El centro de recuperación de fauna marina CRAM ofrece cada fin de semana actividades educativas en familia

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zentauroepp50290202 tortuga191008102128 / LLUNA GRAUS

Eva Melús

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En la playa de El Prat de Llobregat, en pleno Espai Natural del Delta del Llobregat y a menos de media hora desde el centro de Barcelona, se encuentra la <strong>Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos</strong> (<strong>CRAM</strong>), uno de los centros más importantes de Europa en su clase. Sus instalaciones no cierran nunca. Sus equipos han asistido a más de 400 ballenas y delfines varados en la playa, y han recuperado y liberado posteriormente a más de 600 tortugas marinas. Los fines de semana, además, lo explican a través de un programa que incluye siete propuestas diferentes solo para familias, que se van alternando en el calendario. Las visitas guiadas para grupos de niños y adultos se ofertan todos los fines de semana, de 10.00 a 12.00 horas, con <strong>reserva previa</strong>

No lo parece, pero el <strong>CRAM</strong> ocupa 18.000 metros cuadrados. Un educador nos recibe en el edificio pedagógico. Nos explica que esta entidad es una fundación privada sin ánimo de lucro. Un grupo de voluntarios movilizados a raíz de una epidemia vírica letal para centenares de delfines en 1991 se ofreció a la Generalitat para trabajar a favor de animales marinos en situación vulnerable. La Fundación del <strong>CRAM</strong> fue creada en 1994. De eso hace ya 25 años. 

Exposicion sobre la biodiversidad

Exposicion sobre la biodiversidadEl edificio, una planta baja, acoge la exposición 'A favor de la biodiversidad. Un mar de esperanza'. ¡Sorpresa! Una de las pequeñas grandes cosas que se pueden hacer para proteger el mar es dejar de usar bastoncillos para los oídos y, por supuesto, no tirarlos por el retrete. Con diferencia, es el producto más recogido, después de las toallitas limpiadoras, en las sesiones de limpieza de las playas. Otra clave, que no asombra tanto, es reducir el uso del plástico. Prácticamente todos los animales que llegan al <strong>CRAM</strong> tienen restos de él en sus tripas. De hecho, muchos de los que lo ingieren accidentalmente mueren de hambre cuando no pueden expulsarlo. 

Contrarrestar la leyenda negra de los tiburones y contar su verdadera historia es otro de los objetivos de la visita. En el 2018 murieron solo cinco personas por ataque de escualo en todo el mundo, la mayoría de ellos surfistas. Nos muestran que se parecen bastante a los delfines, animales mucho más sabrosos para un tiburón que un surfero. En cambio, muchos más tiburones mueren a manos de los humanos. La excusa son sus cotizadas aletas, un manjar o un ingrediente cosmético selecto. Los pescadores se las cortan en vivo y después lanzan el animal al mar.

Tortugas marinas supervivientes

Tortugas marinas supervivientesPara los más pequeños de la casa, una de las mejores partes del recorrido es la visita a la clínica de recuperación de los animales rescatados. La idea es devolverlos a su hábitat lo antes posible tras curarlos con técnicas mínimamente invasivas. Curiosamente, cuatro tortugas marinas que nunca pudieron regresar al mar se han convertido en la imagen del trabajo del <strong>CRAM</strong>.  Por ejemplo, 4x4, bautizada así por haber sobrevivido a todo tipo de vicisitudes, fue capturada cuando era una cría, pero las tortugas boba como ella pueden llegar a pesar hasta 120 kilos. Vivió en peceras donde ni siquiera podía darse la vuelta durante 25 años, incluso con agua del grifo. Esto le produjo atrofias, falta de movilidad y despigmentación, pero resulta enternecedor ver cómo sigue buscando el contacto humano. Llegó al <strong>CRAM</strong> después de la aprobación de una ley de protección de especies amenazadas, en 1995. Ahora ya no podría vivir en libertad. Lo mismo les ocurre a Casimiro, Damm y Massa Gran, las otras residentes fijas en el <strong>CRAM</strong>

Simulacro de rescate de delfín

Simulacro de rescate de delfínPara las próximas semanas, el <strong>CRAM</strong> ha programado un simulacro de rescate de un delfín para familias con niños a partir de 6 años (este sábado, día 12). También, un taller de rescate de tortugas marinas para chicos y chicas a partir de 5 años (sábado, día 19) y otro de delfines para niños de 3 a 4 años (domingo, día 20). Para el sábado, día 26, han abierto una visita dinamizada pensada para familias con niños de 5 a 12 años en la que tendrán que trabajar en equipo para descubrir qué hacer al encontrar un nido de tortugas. Y explicarán el cuento de la tortuga Floreta (para niños de 3 a 5 años) el sábado, 2 de noviembre.